Créanselo, aunque sus oídos les hagan pensar todo lo contrario. Alfie George Templeman es un muchacho de tez particularmente pálida, como corresponde al interior de Inglaterra, por mucho que su filiación sonora sea descaradamente funk, negroide y bailable. Y la criatura anda todavía por los 21 tiernos añitos, a pesar de que la solvencia de su sonido, la sofisticación y la habilidad para enhebrar estribillos irresistibles y desarrollos solidísimos hagan pensar en un artista de mucha más larga trayectoria, quizá educado en Paisley Park como un alumno muy aventajado del irrepetible Prince.
Antes de pensar que exageramos, asómense por los surcos de Radiosoul y háganlo con ropa cómoda y holgada, porque los impulsos bailongos pueden ser difíciles de reprimir. Ah, y no dejemos pasar el pequeño detalle de que el mago Nile Rodgers se aviene a producir y aportar su inconfundible guitarra fulminante en Just a dance, una deferencia hacia un mocoso de la generación Z que no resulta fácil de obtener en el caso del fundador de Chic y el hombre que llenó el depósito rítmico de Let’s dance (Bowie), Like a virgin (Madonna), Notorious (Duran Duran) o Lose yourself to dance, de Daft Punk, por no hacer muy extensa la lista.
El apego por el sonido de Chic ya está presente, antes de la ilustre visita de Rodgers, en cortes tan energéticos como Drag y, sobre todo, Hello, lonely, auténticas exhibiciones de desparpajo tan bien manufacturadas que no podemos sino seguir frotándonos los ojos ante la estampa del zangolotino de media sonrisa que ladea la vista desde la portada. Pero quizá nos encontremos ante uno de esos pequeños prodigios que solo son imaginables en la cantera británica, germen de tantas buenas noticias de seis décadas a esta parte. Porque Radiosoul es “solo” el segundo elepé de Templeman (tras el ya muy adictivo Mellow moon, de 2022), pero nuestro protagonista ya había rubricado antes cinco o seis epés muy dignos de tener en cuenta, el primero de ellos difundido a la tierna edad de… 15 años.
¿Envidia? Sin duda, porque Alfie apunta a la condición de tesoro duradero, y por ahora no parece sentir nada parecido al síndrome del folio en blanco. Al contrario, cortes como el sensacional Submarine permiten certificar que este chico también sirve, y de qué manera, para el pop indie y soleado de formaciones como Wallows, Blossoms o Foster The People. Incluso puede buscar inspiraciones inesperadas, como en la fantástica e hipnótica Beckham, sobre el exfutbolista. Añadamos que es afín al colectivo LGTBI, reivindicativo sobre el horror de la guerra en Gaza y transparente a la hora de hablar sobre sus problemas con la ansiedad y depresión, un asunto en el que ha servido como referente para muchos chavales. Imposible no cogerle cariño.