Hay muchas velas de 50 aniversario soplándose a lo largo de 2018, pero los integrantes de Procol Harum ya tuvieron el año pasado oportunidad de hincarle el diente a su tarta. En realidad, solo pervive Gary Brooker de aquella banda que a finales de 1967 asombró al mundo con la imperecedera A whiter shade of pale (más de un millar de versiones diferentes se han grabado de ella, ahí queda el dato), pero la excelencia de su inconfundible voz granulada sigue brillando aquí, medio siglo después, con una vigencia admirable.
En realidad, el oyente no conseguirá despegarse de este disco porque asombra el vigor, la honestidad y el nervio de una banda que, por una cuestión biológica, podríamos considerar abocada a la anécdota o, aún peor, a la caricatura. Llevaba Brooker 14 años sin entregar un álbum de PH, pero este Novum es una exhibición de talento y amor propio que pasó injustamente inadvertida estos meses atrás. Siempre ha sucedido, si bien lo pensamos, con los Harum: un grupo que casi bordea la condición de one hit wonder cuando le contemplan una docena de álbumes de estudio, cinco décadas en la hoja de servicios y un papel fundamental en el pop progresivo.
Basta escuchar I told on you para comprender que pocos quintetos pueden sonar con tanto poderío como este y que la escritura de Brooker, esta vez en comandita con sus cuatro socios, sigue manejando los vericuetos armónicos del formato canción para no incurrir (casi) nunca en tópicos. Hay casi una hora de música aquí, muy solvente y nada esclerótica: a ratos nostálgica (The only one) pero más guitarrera (Can’t say that) que en casi toda la obra de Procol Harum. Irónica (Last chance motel es una auténtica preciosidad), divertida (Neighbour), impecable. Lo siguiente será adentrarse en Still there’ll be more, la monumental antología de cinco discos y tres DVD que acaba de ver la luz para conmemorar estos diez lustros de labor absolutamente reivindicable.