Dan Auerbach siempre fue un tipo hiperactivo, pero de un tiempo a esta parte se ha convertido, además, en impredecible. Depositario de una popularidad insólita y gozosa al frente de sus queridos Black Keys, dejó transcurrir cinco años sin dar señales de vida justo cuando había encadenado tres álbumes de éxito arrollador, Brothers, El Camino y Turn blue. Y tras regresar en 2019 con un disco agradecido, directo, instantáneo y hasta despreocupado, Let’s rock, ahora orquesta junto a su inseparable pareja de baile, el batería Patrick Carney, lo que nadie habría imaginado a estas alturas: un disco de versiones para recuperar las figuras de algunos grandes, viejos y en ocasiones ignotos referentes del género, todos criados a orillas del Misisipi. Allí donde empezó todo.

 

Delta kream es el típico álbum que desespera a los directivos discográficos pero puede enfervorizar a los seguidores más devotos, esos a los que las bandas siempre deberían guardar agradecimiento eterno. La primera parte de la ecuación está matizada por el hecho de que el sello Easy Eye Sound sea regentado por el propio Daniel Quine Auerbach, aunque los asuntos de los Keys dependen a nivel internacional de la poderosa e idolatrada Nonesuch Records. En cuanto a la segunda, tiene todas las trazas de festín para los fieles, incluso para quienes arquearan la ceja pensando que pelotazos como Lonely boy o Gold on the ceiling eran concesiones a ese gran público de pabellones y festivales.

 

El resultado es esta entrega de 11 cortes parsimoniosos manufacturada a la vieja usanza en los propios estudios Easy Eye de Nashville: diez horas de sesión, todos los músicos interactuando en riguroso directo, las bobinas de grabación echando humo… y a otra cosa. Auerbach y Carney se agencian como socios al guitarrista Kenny Brown y Eric Deaton, y entre los cuatro repasan grandes debilidades de la casa. Sus dos fichajes han sido habituales de Junior Kimbrough o R.L. Burnside, así que no es de extrañar que ambos figuren entre las fuentes de material escogidas. A Kimbrough, de hecho, ya le habían dedicado Black Keys un EP monográfico de homenaje en 2006, una de esas entregas tangenciales que pasan completamente desapercibidas entre el público más ocasional.

 

Unamos nombres como Mississippi Fred McDowello, claro, John Lee Hooker para comprender que aquí asistimos casi a una epifanía privada de devoción. De hecho, una de las cosas que más llama la atención de Delta kream es su escrupuloso respeto a los originales, preservados como si salirse algo del guion hubiera sido sinónimo de sacrilegio. El otro factor llamativo es el relativo comedimiento vocal de Auerbach, que se queda algo por detrás de los jugosos duelos guitarreros que mantiene con Brown.

 

El tema de John Lee, Crawling kingsnake, es, precisamente, el más inapelable de los estallidos. No extraña que lo hayan escogido como apertura, y habrá más de uno que sienta luego la tentación de escuchar a renglón seguido algún disco de los Fleetwood Mac de la primerísima época, los de Peter Green. No nos perdamos tampoco la machaconería de Mellow peaches, la tristeza reconcentrada de Sad days, lonely nights (Kimbrough) o lo más parecido a un single en todo el lote, Going down south, donde Dan despliega un delicioso falsete. Pero avisemos también de que la entrega puede hacerse larga y reiterativa por momentos, tal vez porque los cuatro amigos hayan querido estar, por esta vez, más pendientes de sí mismos que de los demás.

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