Da lo mismo que Vintage Trouble no sea el grupo más revolucionario, innovador o inaprensible del panorama internacional, características que, en efecto, distan de ser en su caso las más definitorias. Pero tampoco resulta nada sencillo acertar con una banda tan sudorosa y de vocación alborotadora como los angelinos, cuatro tipos con habilidad innata para agitar el ritmo cardíaco, alterar la sangre y transmitir ese fervor por la música (y por la vida misma) a cualquier terrícola que se les coloque enfrente del escenario. Por eso Heavy hymnal no es una obra capital, pero sí profundamente empática. Habla sobre los asuntos que nos competen para el día a día, aceleran el pulso incluso a los más pusilánimes y además propician un reencuentro que se venía ya demorando en demasía, porque la anterior publicación de estos vivificantes soulmen californianos (1 Hopeful Rd.) nos obligaba a retroceder hasta el remoto 2015.

 

Ty Taylor, el temperamental cantante negro con la pelambrera teñida de rubio platino, transmite incluso desde la fría asepsia del estudio esa visceralidad arrebatada que le ha llevado a ejercer de telonero para, ¡ojo al dato!, AC/DC, The Who, Bon Jovi, Mötley Crüe o los Cranberries. De hecho, los dos temas inaugurales, Who I am y You already know, no pueden resultar más correosos y guitarreros, a la manera de himnos de rhythm ‘n’ blues mucho más propensos a la agitación que a la floritura y el trazo fino. No serán casos únicos entre los 10 cortes que integran el menú completo. Ahí está ese ritmo desbocado y cambiante que hace tan estimulante Holla!, una pieza que firmaría con los ojos cerrados Lenny Kravitz (otro de los nombres ilustres, a propósito, para los que los Trouble han abierto conciertos). Y merece subrayado enfático Shinin’, para la que intuimos resultados incendiarios cuantas veces se materialice desde lo alto de un escenario.

 

El espectro se completa desde el flanco de las grandes baladas con Not the one, donde Taylor se transfigura en un Marvin Gaye de sonido sutilmente acercado al siglo XXI, y por el lado del funk con el falsete gozoso de Baby what you do. Pero el gran acierto indiscutible del disco lo encontramos con The love that once lingered, uno de esos baladones doloridos que aportan corazones desangrados, emociones a flor de piel y aristas peliagudas, como mandan esos cánones a los que Vintage Trouble nunca son infieles. Y más aún si, para completar la jugada, agregamos la baza del dúo con una voz invitada, en este caso la de esa especie de Billie Holiday milenial que se hace llamar Lady Blackbird. Incendio sobre incendio: trabajo extra para el cuerpo de bomberos, disfrute redoblado para nosotros.

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