Nadie esperaba un nuevo disco de The Smile apenas nueve meses después de su antecesor, aquel extraordinario Wall of eyes que ya llevaba fecha de 2024, pero los geniecillos –sorpresas te da la vida– guardan siempre ases en la manga y suelen acreditar una irrefrenable querencia por la travesura. Y así es que, de la misma manera que The National nos procuraron la temporada pasada el feliz desconcierto de desvelarnos Laugh track al poco de First two pages of Frankenstein, este trío fantasioso que integran Thom Yorke, Jonny Greenwood y Tom Skinner también ha querido jugar la carta de la sorpresa con un movimiento que evoca irremisiblemente el doblete que Radiohead puso en práctica a comienzos de siglo con Kid A y su casi inmediato sucesor, Amnesiac. Y los tres ejemplos comparten una característica común: la teórica secuela no tiene un ápice de obra menor que rebaña los restos del festín principal, sino que mira a la cara a su teórico hermano mayor y hasta lo mejora en diversos aspectos.
Desde su propio título, Cutouts puede parecer eso mismo, un catálogo de descartes o piezas que se quedaron tambaleándose en el ultimísimo control de calidad. Lejos de eso, puede que sea el más adictivo, y sin duda el más directo, de los tres que integran hasta ahora la colección. Nuestra tripleta de creadores insaciables ha concebido su entrega de hechuras en apariencia más clásicas, con 10 cortes de duración muy mesurada que se reparten de manera equitativa entre las dos caras del vinilo hasta completar poco más de 40 minutos de nueva música, pero la avalancha de emociones que propicia esta colección no tiene nada de convencional.
Sobre todo porque las ansias de estos tres diablillos por acrecentar los límites de su imaginación les permiten abrir con una especie de canción de cuna para papás absortos (Foreign spies) justo antes de que la tortura existencial de Yorke gane enteros en Instant psalm y de que Greenwood imparta dos lecciones de guitarra para la historia: su fascinación por las escalas árabes asoma en Colours fly mientras Skinner impone un endiablado compás de cinco por cuatro, pero aún más memorables son las enloquecidas sucesiones de semicorcheas en Zero sum, una virguería sonora y técnica lo bastante colosal como para que Jonny se planteara divulgar un tutorial a cámara lenta explicándonos cómo demonios se hace eso que solo él sabe hacer.
Así son las reglas del juego que se imponen estos apesadumbrados apóstoles de la sonrisa, tres hombres en la mediana edad que, lejos de incurrir en la melancolía o el derrotismo, han conseguido inventarse una versión de Radiohead ligera, gozosísima y menos obsesionada con el último detalle. Porque trasciende en The Smile un gusto por la espontaneidad que no es en absoluto incompatible con el amor por el acabado minucioso.
Thom sigue siendo capaz de redondear temblorosas baladas memorables que construye en torno a un piano afligido, pero Tiptoe acaba de ganar todo su empaque en cuanto las cuerdas de The London Contemporary Orchestra se suman a la ecuación. Y aún nos quedan hallazgos como la intersección entre el mantra de Yorke y la polirritmia de Skinner en The slip o el bellísimo epílogo con guitarra acústica que nos procura Bodies laughing. Es lógica nuestra tentación a ponernos suspicaces ante un disco de edición tan rápida e inesperada, pero Cutouts consigue demoler nuestro escepticismo desde la primerísima escucha. Y nos plantea un dilema similar al que Big Thief provocaron en 2019, cuando ya no sabíamos si postular U.F.O.F. o Two hands para las clasificaciones con lo mejor del año.