Mike Hadreas siempre ha sido un compositor poliédrico, innovador y fascinante, pero su vínculo reciente con la coreógrafa Kate Wallich y el emblemático listón de los 40 años, superado el pasado mes de septiembre, parecen haberle convertido en un músico todavía más complejo, inspirado y predispuesto siempre a la sorpresa y el asombro. Ugly season es en muchos aspectos el complemento del fabuloso Set my heart on fire immediately (2020), que nos alegró la vida hace dos primaveras justo en lo peor de la maldita pandemia. Pero si aquel era un álbum más instantáneo y disfrutón, más afín a ese espíritu sesudo pero eminentemente lúdico de Pet Shop Boys, aquí ahora encontramos un apego radical por la experimentación y la vanguardia. Estos 52 minutos son profundos e intrincados, impredecibles en todo momento porque la belleza y el dolor encuentran en ellos una intersección permanente. Pero en último extremo suponen la sublimación de Perfume Genius como uno de los episodios musicales más relevantes que han acontecido a lo largo de esta última década.
El punto de conexión de este álbum y su antecesor lo encontramos en Pop song, una pieza que Hadreas ya había dado a conocer dos años atrás como parte de la música para la coreografía The sun still burns here, que es justo la que alimenta todo este trabajo. Y sí, Pop song ofrece lo que promete en el título y, en consecuencia, se acerca a la inmediatez del penúltimo disco. A partir de ahí, Ugly season agudiza la inventiva tanto desde los sonidos sintetizados como en los orgánicos. El mejor ejemplo de los primeros lo encontramos en los soberbios nueve minutos de Eye in the wall, que parecen una versión tecno y arcoíris de Pink Floyd. Pero acontecen nada más comparecer el tema central, que en cuanto a patrones rítmicos parece adscrito al… reggae.
El cada vez más inabarcable geniecillo de Iowa aquí se comporta a menudo como un crooner atribulado. Debemos desentrañar poco a poco a este embajador del desasosiego que oculta bajo esa primera capa de inquietud un corazón luminoso y esperanzado. Hellbent es quizá la pieza más radical de su discografía, siete minutos de desvaríos industriales, punk electrónico y ruidismo con los que resultaría imposible conciliar el sueño. Pero ese episodio pesadillesco acontece en el mismo álbum que Teeth, un prodigio de fragilidad interpretado con un falsete agónico y por el que desfilan xilófonos, cuerdas y un saxo soprano que corta la respiración con su estilizada finura.
No, aquí nunca es fácil pronosticar por dónde irán los tiros con cada nueva canción de Perfume Genius, tan capaz de rubricar música culta de vanguardia con Scherzo como de afiliarse al ambient y los guiños orientales para Herem. Por todo ello, Ugly season se convierte en una experiencia inmersiva, en un safari por un planeta unipersonal del que resulta difícil aprenderlo todo. Paseemos por él sin miedo, pero poniendo todos los sentidos. Nos harán falta; a cambio, les sacaremos un muy raro partido.
Hola, Fernando.
Este es uno de los discos que he escuchado varias veces en los últimos días. Porque creo que es un disco que hay que escuchar varias veces para poder descubrirlo y disfrutarlo. Un disco imprevisible lleno de sonidos sorprendentes.
En algún momento también hubo algo que a mi me recordó a Pink Floyd.
De los 10 temas, me quedo con Teeth. Me ha gustado mucho.
“Teeth” es una cosa superlativa, sí. ¡Estoy de acuerdo!
Totalmente de acuerdo. Cuánto más lo escuchas, más crece. Me lo voy a comprar, porque es un disco lo suficientemente grande y poliédrico como para no aburrirte de él pasados dos años.