A Bruce Hornsby le recordaremos siempre, y no hay nada de malo en ello, como el hombre que a mediados de los ochenta se colocó frente al piano y le entregó a la década uno de sus éxitos más refinados e impredecibles, The way it is. Pero, ya que andamos a vueltas con la memoria, no olvidemos que desde aquel one hit wonder han transcurrido 33 temporadas y que la disolución de Bruce Hornsby & The Range ronda ya las tres décadas. Hornsby ha radicalizado su discurso desde entonces; lo alejó del pop sofisticado para acercarse a los vericuetos del jazz, los componentes electrónicos e incluso la vanguardia, y, aun a costa de una visibilidad mucho menor, ha terminado tapando la boca a muchos que le veían como una vieja gloria, desfasada y circunstancial, de aquella década a la que siempre le han surgido tantos detractores mal documentados. Absolute zero no llega a ser del todo una sorpresa porque son ya unos cuantos los discos fuera del foco, pero sí la celebración de un espíritu plural y libérrimo. Quienes se tomaban a mofa los comentarios de que los venerados Bon Iver podían a veces recordar al anacrónico Hornsby ya solo podrán agachar la cabeza y guardar silencio: el propio Justin Vernon y su lugarteniente S Carey escoltan a Bruce en la primorosa Cast-off, que parece un regreso a los tiempos del So de Peter Gabriel. Es solo un primer dato sobre lo que se le avecina al oyente: es el mismísimo Jack DeJohnette quien agita las baquetas en el tema central, mientras que el sexteto neoyorquino yMusic enardece la selección de epítetos a cualquiera que se acerque a las frenéticas, urbanas y soberbias Voyager one o, aún mejor, The blinding light of dreams, que Brad Mehldau bendeciría de inmediato. Y así hasta el episodio final, Take you there, el único que recuerda en algo al hombre que lideraba a The Range y ahora le saca unos cuantos cuerpos de ventaja a su propia leyenda.

 

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