Esta primera entrega en solitario de Evan Dando me gusta más, seguramente, que cualquiera de los discos de TheLemonheads, dicho sea sin ánimo de enardecerle los ánimos a nadie. Y más con esta reedición reciente, espléndida de sonido y con un segundo CD repleto de caras B, tomas alternativas y todo ese tipo de golosinas que constituyen el veneno irrenunciable de cualquier completista concienzudo (hay dúos, atención, con LivTyler y ¡Lionel Ritchie! Dando conoce y frecuenta los excesos, una actitud que no ha remitido ni siquiera con los años. Y puede que su vida en el filo le convierta en una pareja poco ideal, con lo que sus excompañeras se arriesgan a servir de carburante creativo involuntario. “Baby I’m bored” puede incluirse en esa subespecie siempre cualificada de los “discos de ruptura” (“Blood onthe tracks”, “Tunnel of love”, “Heartbreaker”… Esas cosas), pero en realidad nos lo encumbra como el auténtico Gram Parsons alternativo de ese nuevo siglo que entonces estaba a estrenar. El guaperas oficial del gremio sabe ser aquí melódico y crudo, tierno y a la vez aparentemente desaliñado. Y el encanto de esa ambivalencia es brutal, fulminante. Frecuentaron el estudio de grabación los chicos de Giant Sand, con HoweGelb a la cabeza, acentuando esos mismos filos que han frecuentado desde Matthew Sweet a los Replacements. Y es difícil resistirse al hechizo de “It looks like you”, “Rancho Santa Fe” o ese “All my life”, con rúbrica de Ben Lee, que sirvió como primer adelanto. Una ambrosía a la que la edición de Fire Records de 2017 incorpora 12 argumentos adicionales para rendirnos a los encantos del rubio.