Siempre he sido más de los primeros Everything But The Girl que de los postreros. Más de “When all’s well” o “These early days” que de “Walking wounded”, por buscar algún ejemplo gráfico. Y por eso mismo me suelen interesar más los discos en solitario de Ben Watt (los dos últimos, “Hendra” y “Fever dream”, sencillamente adorables) que los de Tracey Thorn. Pero con este “Record”, la primera entrega de nuestra absorbente gran dama en siete años, conviene rebobinar: todo lo antedicho ya no sirve. Thorn dibuja una bola de cristales en la galleta del CD, para que no haya duda de que pretende invitarnos a una inequívoca sacudida danzarina. Y tanto la inaugural “Queen” como la exquisita “Sister”, esta en compañía de Corinne Bailey Rae, son dos ejemplos modélicos: la elegancia al servicio del ritmo y la más fascinante pista de baile. “Guitar” recuerda a la Annie Lennox de los mejores tiempos (es decir, lejanos) y “Smoke” es el contrapunto sosegado, taciturno. Eso es: humeante. Bailemos juntos, Tracey: aceptamos la invitación del mejor grado.