No es habitual que los grandes artistas escriban páginas todavía sustanciales a edades muy avanzadas. De acuerdo, siempre podremos encontrar a Dylan, Cohen o Johnny Cash como poderosos contraejemplos, pero estos álbumes crepusculares suelen tener un valor más testimonial y entrañable, a veces de inevitable despedida, que excelsos en términos estrictamente musicales. Pues bien: sin llegar a revivir sus entregas más gloriosas, Willie Nelson se incorpora aquí a la nómina de músicos venerables con discos tardíos que recordaremos siempre.

 

Nadie se atreve a indicar con precisión qué número hace este First rose of Spring en el catálogo de Nelson, pero no andaremos muy lejos de los 80 álbumes de estudio en su colección. Lo que sí podemos precisar es que el texano ha abordado este trabajo a la muy importante edad de 87 años. Y que, a determinadas alturas de la vida, ya supone una admirable toma de posición el hecho mismo de titular un trabajo así, “La primera rosa de la primavera”, como quien transitara aún por el tramo más plácido y florido del camino.

 

El tono mismo de la grabación, la calidez y tersura del sonido, ya nos invita a que concedamos al viejo Willie Hugh Nelson un trato reverencial. No quiere nuestro patriarca del country asumir un tono sombrío o lastimero, sino sereno, contemplativo, esperanzado. Hay aquí asunción del paso implacable de los años, sin duda, porque la voz se ha vuelto térrea, profunda y quebradiza. Pero no podemos ver a Willie como un hombre frágil, sino experimentado e inmensamente sabio. Y Buddy Cannon, productor de referencia en los últimos años, se encarga de revestir este espíritu con un sonido hondo, minucioso, amigo más de la cadencia que del efectismo. Embellecido con el color puntual de la steel guitar, la armónica y hasta algunos arreglos de cuerda, pero evitando que el ropaje ensombrezca la esencia: esa voz avejentada, pausada, conmovedora.

 

Proporcionan estas 11 canciones un viaje sin sobresaltos, más plácido que trascendental, pero de una hermosura incontestable. Sobre todo en la primera mitad del álbum, en la que Nelson aún es capaz de estrenar un precioso tema propio (Blue star) al tiempo que se remonta a los años cincuenta con aquella delicia danzarina, Just bummin’ around, que fuera un éxito remoto en la voz de Jimmy Dean. Y que se hermana con otras generaciones vaqueras más jóvenes a través de Toby Keith (Don’t let the old man in) y del quintaesencial Chris Stapleton, que le regala una balada de amor tan hermosa (Our song) como para elevarse a canon y perdurar a lo largo de las décadas.

 

Hay todavía tiempo para un nuevo original de Nelson y Cannon, Love just laughed, antes de recalar en el episodio final, el único en el que nuestro protagonista se deja embargar por la melancolía inherente al último tramo. Sobrecoge escucharle en Yesterday when I was young, el clásico de Charles Aznavour, y comprobar cómo adquieren peso y gravedad sus palabras: “El sabor de la vida, tan dulce como la lluvia en mi lengua”. Ojalá el maestro siga reservándose fuerzas para saborear la vida y cantárnosla unos buenos años más.

2 Replies to “Willie Nelson: “First rose of Spring” (2020)”

  1. Disco fantástico. Leyenda del country. Tienes razón, ojalá nos acompañe muchos años más, llenos de discos. Excelente recomendación. A mi me encanta.

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