Una vez más, la escritura de Craig Finn en solitario alcanza cotas muy diferenciadas de sus páginas para The Hold Steady, casi como si pudiese alternar el trabajo creativo entre uno y otro hemisferio. Este es ya el quinto trabajo en nombre propio, todos en apenas una década de margen, y parece evidente que la edad madura le sienta bien a Finn para operar por su cuenta, sobre todo porque aquí no se siente tan sujeto a los parámetros de los estribillos o los ganchos melódicos. Y los hay, que conste: Birthdays es adorable, con sus coros femeninos y estribillo reincidente, hasta que se vuelve adictiva cuando incluimos en la fórmula unas hábiles pinceladas de saxo tenor. Larga vida, siempre, a la eterna escuela del amigo Clarence Clemons.

 

No siempre las cosas resultan contagiosas en tal medida en el transcurso de A legacy of rentals, un trabajo en el que nuestro hombre de Boston, 50 años exactos durante la grabación, aprovecha Messing with the settings o A break from the barrage para renovar su fascinación por el recitado o spoken word. Es la manera más directa de corroborar el trasfondo literario de su obra, el amor que nunca ha disimulado por Jack Kerouac y otros grandes de la literatura yanqui del siglo XX.

 

Ahí radican las mayores dificultades para los oyentes no angloparlantes, que en cualquier caso obtendrán recompensa instantánea en las páginas más springsteenianas, como Due to depart, o las tarareables, si reparamos en The Amarillo kid. Jugamos con la baza de Josh Kaufman, productor de bisturí fino, habituado a las densidades de The National o The War on Drugs, pero también al espíritu de contador de historias de Hiss Golden Messenger y Josh Ritter, muy próximos en timbre y personalidad a Finn en ambos casos.

 

Craig demanda trabajo de indagación por parte del oyente, que debe reposar las historias y sus páginas menos expansivas, como la casi hierática Never any horses. Pero también hay ocasión de incurrir en sentimentalismos, en el caso de Jessamine, o de adentrarnos en juegos con ritmos programados (This is what it looks like). Un hombre sustancioso, el bueno de Finn.

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