Eurythmics son un ejemplo paradigmático de cómo un conjunto representa más que la suma de las partes. Acabaron aburriéndonos sobremanera los discos en solitario de Annie Lennox, tan condescendientes y exentos de profundidad; mientras que la producción de Dave Stewart, muy discontinua, alterna lo brillante y lo irrelevante en desconcertante progresión errática. Pero juntos fueron capaces de crear un ramillete de grandísimas canciones, incluso en su inesperado y fugaz regreso de 1999: tengo aquel I saved the world today (del disco “Peace”) como una de las piezas más hermosas que me viene a la cabeza. Y aunque siempre hemos tenido a Eurythmics por un dúo más de singles que de álbumes, Be yourself tonight representa la gran excepción: es espléndido de principio a fin. Porque incluye el exitazo irrefutable, el adictivo There must be an angel (playing with my heart), armónica de Stevie Wonder incluida. Porque bordeó otro pleno con la corajuda Sisters are doin’ it for themselves, con Aretha Franklin desatada, mucho antes de que nos familiarizáramos con el sustantivo “empoderamiento”. Y porque el tono inequívocamente negroide de esta canción marca el carácter de buena parte del disco, muy virado al soul y los grandes arreglos de metales, desde Would I lie to you a Here comes that sinking feeling o Better have lost in love. Y entre medias, una ambrosía pop junto a ¡Elvis Costello!, ese cándido Adrian que, por algún motivo misterioso, siempre quedó entre la indiferencia y el olvido. Annie y Dave nunca ocultaron sus ansias por el triunfo, pero, más allá de la pomposidad sonora en los tiempos del synth-pop, no perdamos de vista que eran unos compositores enormes. La pareja salpimentó de grandes temas toda su trayectoria, pero ninguno de sus álbumes igualó a este.

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