Los chicos de La Sonrisa de Julia grabaron cinco álbumes apreciables entre 2004 y 2013, en los que dejaron tantas buenas sensaciones como la impresión de que no acababan de consolidarse entre los primeros puestos de la escena, antes de anunciar el cese de actividades. Su cantante, Marcos Cao, incluso lo intentó por cuenta propia (“Océano caos”, 2016), sin que apenas trascendiera ese esfuerzo. Por eso sería desorbitado hablar del regreso de los cántabros como una noticia anhelada, pero tras escuchar este “Maratón” sí podemos decir que es magnífica. Cao, el guitarrista Juan Díaz-Terán y el batería Raúl Delgado habían optado en su momento a ejercer como unos Coldplay españoles, adscritos a un pop solemne y fácil de corear que llegó a generar algún que otro himno (“Puedo”). Los diez temas de este “Maratón”, en contraste, evidencian una vocación más ecléctica y multidireccional, con hueco para la euforia bailable (“Error de cálculo”, “Merece la pena”) o pinceladas de sintetizador que no desagradarán a los seguidores de Miss Caffeína, pero también a viajes interiores más pausados y afines al “americana”, como la excelente pieza central. Pero la gran sorpresa es la maravillosa recreación de “Arroyo claro”, una de aquellas canciones con marcado aroma popular de Federico García Lorca, y que aquí se convierte en un “crescendo” espontáneo y eufórico, explosión de humildad vital a la que se suma, intuimos que de muy buen grado, el siempre efervescente Marc Ros (Sidonie). La catalanización del proyecto se completa con una tripleta de productores ubicuos, renovadores y chispeantes, Santos&Fluren y Ricky Falkner, que además asume el rol de bajista. La dinámica “Jaque mate”, con aire a “Town called Malice”, habría sido mejor primer sencillo que la acaramelada “Me gustas tú”, pero está claro que para LSDJ vuelve a haber partido.

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