Si se permite el juego gramatical, estas líneas podrían titularse casi como el disco al que se refieren, pero con una coma entre medias: “Sorpresa, familia”. Porque sorpresiva es la irrupción ya definitiva de este jovencísimo cuarteto barcelonés, que a su párvula edad ya afronta el tercer álbum y demuestra aquí un empaque fascinante: estas doce canciones son secas, expeditivas, guitarreras, explosivas, crepitantes. Y, por supuesto, fulgurantes: la entrega al completo apenas alcanza la media hora de minutaje, con algunos trallazos por debajo de los 120 segundos. Jazz, Carla, Leia y Antonio han alcanzado ya la mayoría de edad, aunque (no hay más que verlos en la portada) aún deberán tener el DNI muy a mano para acceder a más de un local en horario nocturno. Los chavales pertenecen a una ilustrísima disquera foránea, Captured Tracks, donde comparten catálogo con artistas de tanto relieve con Mac DeMarco, Wild Nothing o Robert Earl Thomas. Y esta tercera entrega es tan vigorosa que entran ganas de dar rienda suelta a nuestra propia euforia, a falta solo de comprobar el refrendo del escenario. Los primeros compases de la inaugural “Barcelona city tour” pueden remitir, inesperadamente, a aquellos Police de sonido cortante en la primera cara de “Sinchronicity”, aunque sería más sencillo emparentar al cuarteto con las también femeninas y furibundas Sleater-Kinney. En todo caso, hay aquí verdaderos zambombazos de rock crudo y visceral, desde “Fun at the geysers” (a la que debería acompañar el éxito instantáneo) a “Doing it right” o “Bye, imbecile!”, con el hábil contraste sosegado de la muy hermosa “Orange”. Nada que ver con algún otro grupo femenino español de renombre internacional, por cierto: lo de Mourn sí que es cosa seria, sólida y de absoluta solvencia interpretativa.

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