Han invertido los compostelanos Novedades Carminha un par de álbumes en forjarse un nombre y un prestigio en el circuito underground, inmersos en un punk de baja graduación y espíritu más o menos libertino que adquiría todo su significado cuando se impregnaba de la innegociable retranca galaica. A la manera de una versión actualizada de los primeros Siniestro Total, Carlangas y sus huestes se propusieron conjugar la fuerza primitiva de los tres acordes pelados y ese aire de fanzine de sus portadas garabateadas con la media sonrisa instantánea que inspiraban títulos como Cariñito, Jódete y baila o Que Dios reparta fuerte, aunque en el capítulo de ocurrencias también hubiera que anotar aquel famoso videoclip pornográfico (Ritmo en la sangre) protagonizado por Amarna Miller: lejos de transgredir, sorprender o revolucionar, aquello más bien pareció una ramplonería deplorable. Las cosas cambian, a menudo para mejor, en esta tercera entrega. El feísmo de la carpeta parece casi el principal nexo de unión en un trabajo guasón y abiertamente bailongo, en el que sustituimos los pogos asilvestrados por una sorprendente reorientación hacia el gremio del electrolatino. Ultraligero funciona, en efecto, como una muy liviana y fulgurante colección de sencillos orientados a las pistas de baile: casi la mitad del repertorio se había ido adelantando, con expectación creciente, a lo largo del último año y medio, y la jugada se ha redondeado ahora con desparpajo y solvencia, como se está pudiendo comprobar en las primeras y fervorosas presentaciones en directo. Verbena se erige así en concepto genérico y en título de una de estas incitaciones al movimiento de caderas: “Quiero gastarme contigo todo mi dinero en los bares de copas”. Hay ahora una versión fresquísima (junto a Esteban & Manuel) de A Santiago voy, un clásico de Los Tamara que nuestros padres y abuelos bailaban medio siglo atrás en cualquier esmorga que se preciara. Y hay esbozos de humor para esos nuevos lemas socarrones con los que Carlangas, Xavi, Jarri y Anxo se erigen en los gamberretes más sensibles e icónicos del lugar: “Aunque te gusten Los Planetas como a todos los puretas, yo te quiero igual”, “Siempre decimos que no y acabamos follando”, “El vivo al baile, el muerto al hoyo” o “La promiscuidad también es cultura” se convierten en fogonazos de ingenio mientras el universo musical gira hacia la cumbia, el trap, el funk de los setenta (Yo te quiero igual es lo más conseguido del álbum) o las alusiones sarcásticas a Jay Z y C Tangana. Todo tiene más enjundia, por fin. Por más que el autotune no sea, ejem, nuestro ideal de los paraísos sonoros.

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