El mejor grupo peor conocido de los tres últimos lustros vuelve a las andadas, y sería un crimen perdérselo de nuevo. Sweet Billy Pilgrim acarició la gloria cuando el fabuloso “Twice born men” llegó en 2009 a la votación final del Premio Mercury, pero por algún motivo nos encontramos ante una banda que parece condenada a un régimen de casi clandestinidad. Quizá ahí radique parte de su encanto, pero siempre y cuando no se nos pase por alto que Tim Elsenburg es un cerebro privilegiado, uno de los creadores más originales, únicos e inconfundibles que Gran Bretaña nos ha dado a conocer en tiempos recientes. “Wapentak” implica una reformulación drástica, empezando por la misma alineación de la banda: SBP ha pasado a ser el dúo de Elsenburg y la estadounidense Jane Carpenter, la última en incorporarse, y esa misma portada con los dos músicos esbozados a carboncillo ya sugiere que nos encontramos ante un trabajo íntimo y esencial, más cercano al folk y a la canción que a las grandilocuencias. Conste que no es del todo así: el comienzo de la pieza inaugural, “Asking for a friend”, parece el de un dúo acústico de “americana”, pero enseguida la canción cobra fuerza, cuerpo y desarrollo, deja notar ese espíritu indagador y progresivo, cercano al “art rock”, que siempre anidó en la cabeza alborotada de Tim. Que ha optado esta vez por solo ocho temas sólidos y estupendamente desarrollados, piezas minuciosas y de manufactura compleja pero disfrute instantáneo. “Junkyard dogs” se acerca a la fórmula original, más pomposa, mientras “Ash on the blacktop” es ternura solemne, magia pura, gloria bendita. “Wapentak” supone un reinicio como dúo autoeditado, pero más allá de su aparente melancolía hay una eclosión de ideas, ternura, ingenio, heterodoxia. Es pura vida.

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