Las antenas de los cazatalentos no siempre están bien orientadas. Y no es un reproche, solo una constatación. Imposible permanecer al tanto de cuanto se cuece, mueve y gesta por las cuatro esquinas del orbe, aunque ello implique tardar seis años en que se otorgue difusión masiva a este prodigioso debut de Marcus King, un muchacho de Greenville, en Carolina del Sur, que apenas sumaba 19 primaveras cuando dejó registrada esta barbaridad.

 

Bueno es que ahora Soul insight aparezca en nuestras vidas con difusión multinacional y hasta flamante y merecida edición en doble vinilo. En octubre de 2015, cuando vio la luz por vez primera, debió coincidir con una zona de sombra en los radares. Al menos hasta que Warren Haynes (Allman Brothers, The Dead, Gov’t Mule) dio las primeras voces de alarma: “Hay un cantante y guitarrista que está revolucionándolo todo en Carolina del Sur. Creo que el potencial de su música no tiene fin”.

 

El aviso era merecido y acabaría por ponernos sobre la pista de este genio precoz del blues-rock, siempre empapado de genuina tradición sureña. Y de una madurez pasmosa cuando aún ni siquiera había completado la segunda década de vida. No solo por su voz, aguda, poderosa y desgarrada. También, o sobre todo, por el chispazo brutal que emerge de su guitarra Gibson. Sección rítmica (la batería de Jack Ryan es muy impresionante), un organista (Alex Abercrombie) y Marcus asumiendo todo lo demás, incluida la composición íntegra de estas 12 piezas iniciáticas. ¿Versiones, dijo alguien? Para otro momento.

 

La mecha de B.B. King, pero sobre todo la de Duane Allman, es la que prende en este debut espacioso, con margen para solos e interludios, con desarrollos completos y complejos. 57 minutos de una madurez casi insultante. Cierto que Marcus llevaba desde los 11 años acompañando a su padre y gran ídolo musical, el bluesman Marvin King, por los escenarios locales. Pero no son ni medio normales los cinco minutos de giros permanentes en la muy apropiadamente titulada Everything. O la apelación al primer y genuino Santana que sugiere Fraudulent waffle. Solo cuatro temporadas más tarde, en 2019, Dan Auerbach terminaría fichando a Marcus para su sello, Easy Eye Sound, y produciendo su debut sin el “Band” en el nombre, El Dorado. Era una versión pulida y acortada en los desarrollos, porque King tiende a explayarse hasta los cinco minutos. Pero todos los mimbres ya los encontramos aquí. Y son (No decencyKeep moving) inapelables.

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