Algo del espíritu de la Carter Family late en las peripecias musicales de las hermanas Whitmore. A las dos las teníamos localizadas por separado, pero su confluencia como dúo, en permanente y adorable juego de armonías vocales, habrá de pasar con todo el derecho al listado de acontecimientos del año en el territorio de la música estadounidense de raíz. Con toda la gama y gran variedad de matices, porque estas Ghost stories, lejos de resultar lúgubres o tenebrosas, cubren un generoso espectro del country-folk más campestre al pop-rock con toda legitimidad para sonar a gloria bendita entre públicos más holgados.

 

A Bonnie Whitmore le habíamos seguido la pista como cantautora en solitario, pero es Eleanor Whitmore la que nos resulta más familiar gracias a esa década de trabajo sustancioso junto a su marido, Chris Masterson, como artífices de los excelentes Mastersons. Los mimbres solo podían augurar un disco delicioso, pero este estreno fraternal supera seguramente esas expectactivas. Parecen una versión femenina y bien avenida de los Everly Brothers, hasta el extremo de rescatar aquella lindísima On the wings of the nightingale que Paul McCartney les regaló a los hermanos allá por 1984. Y el eclecticismo de su paleta trae a la memoria el caso de The Roches, otras hermanas de esas que parecen empeñadas en hacerlo todo bonito.

 

El propio Masterson se encarga de que esposa y cuñada suenen límpidas, protagónicas, preponderantes en una mezcla que las arropa entre guitarras acústicas, mandolinas y violines, pero también guitarras eléctricas, batería, órgano o melotrón. Learn to fly inaugura el menú luciendo músculo, pero enseguida The ballad of Sissy & Potter se acerca al country-rock femenino de los años setenta. Y Friends we leave behind es una balada tan sentida, linda y esplendorosa que a Gary Louris le habría encantado firmarla para sus Jayhawks.

 

El matrimonio que integra Watersons ya había abierto la espita justo antes de estallar la pandemia con el bello y desencantado No time for love songs (2020). Con Bonnie y Eleanor, el momento es mucho más propicio para volverse a enamorar.

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