Me asombra la capacidad de Yo La Tengo, que no son unos chiquillos y acreditan 15 discos a sus espaldas, para invitar a la sorpresa, proceder por caminos inesperados y abonar el desconcierto. Este álbum blanquísimo es, en realidad, francamente oscuro. Y, para mayor travesura, toma prestado el título de un álbum famosísimo, furibundo y ardoroso de Sly & The Family Stone para convertirse justo en lo contrario que su homónimo. Porque nuestro “There’s a riot…” no pretende resultar flamígero, sino, en todo caso, narcótico. Que no se asuste nadie: estamos ante un trabajo extenso y poco afiliado a los formatos tradicionales de canción y tarareo, pero esta es una maravilla perfectamente posible de escrutar. Hay mayoría de piezas instrumentales, pasajes lánguidos de gran belleza, apelaciones a los Pink Floyd planeantes, una renuncia expresa a esas malditas prisas que nos aturrullan en este mundo occidental desquiciado. No sirve para bailotear, pero pongamos el teléfono en modo avión durante la hora larga de esta entrega: los de Nueva Jersey, en gracia y sin rastro de aditivos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *