El cerebro atormentado de Zachary Cole Smith es un permanente generador de angustia, pero también un faro de lucidez dentro de este panorama que la modernidad define como distópico y que, sin tanto atildamiento terminológico, bien podemos considerar oscurísimo. El pesimismo acaso existencial de este joven gurú neoyorquino crecido en Connecticut se traduce en el álbum más absorto y doliente de sus DIIV, casi una pintura negra goyesca en la que hasta la propia metáfora del título –esa rana que, con tal de no saltar, se resigna a morir achicharrada en el agua que rompe a hervir– invita a un nihilismo conductista y a abrazar este cancionero como un acompañante en el dolor. Una banda sonora tétrica más que una tabla de salvación.

 

No, claro que no pintan bien ni el mundo ni nuestras propias vidas, así que las guitarras en bucle, inmersas en esos arpegios reiterativos e impregnados de retardo y eco, se convierten en el mejor telón de fondo para nuestras apoplejías y nuestros martirios interiores. Es imposible resistirse al hechizo de una música tan alucinada y absorta, a esta resurrección del shoegaze que casi siempre tiende a encontrar un mayor sustento erigiendo unos cimientos inspirados en el espíritu del grunge noventero de bandas como My Bloody Valentine. Aunque a veces la confluencia es de los dos géneros, que experimentan aquí episodios de intersección como Raining on your pillow o Brown paper bug.

 

Así de espesos e intensos son los brumosos paisajes de Frog in boling water, una singladura por un mundo hostil que se va sobrellevando gracias a la compañía de este repertorio de belleza tan irrenunciable como poco evidente. A Smith le abrazan a cada rato las inquietantes sombras del desasosiego, y eso le hace cómplice de otros universos, desde Nirvana hasta los paisajes vastos que a menudo sugieren los desarrollos de otro Smith, solo que en este caso llamado Robert. Hay aquí poco donde tararear, pero muchos muros de sonido dignos de ser escrutados y descifrados. Un álbum, en definitiva, más atractivo aún para los amantes de los rompecabezas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *