Ben Sidran es un músico admirado y reconocido, sin duda, pero en un mundo un poco más evolucionado, generoso y sereno que este en el que nos hemos visto inmersos habría ascendido a la categoría de institución. A él puede que estos matices sobre la repercusión y la trascendencia le resulten más bien irrelevantes, pero la sabiduría es una característica infrecuente y Sidran, incorporado ya a la octava década de la vida, la ha acumulado en cantidades envidiables, además de compartirla con una bonhomía desarmante cada vez que se sube a un escenario.
Por todo ello resulta tan ameno, entrañable y digno de disfrute un álbum como este Are we there yet, postal sonora de dos noches en el Sunside parisino durante el mes de junio de 2024, lección magistral (pero nada engolada) de swing, groove y humanismo; pura filosofía existencialista a través del trote ligero y nada jactancioso de sus dedos sabios por las 88 teclas del piano. Un abrazo de jazz atemporal y a la vez contemporáneo e íntimamente conectado con estos tiempos desnortados y desconcertantes que nos han tocado en suerte. Y una puesta al día de su imaginario sonoro, ese que le convierte en el mejor heredero que hubiese podido soñar el viejo Mose Allison o en aquel “primer rapero existencial del jazz” del que hablaba, en definición memorable, un cronista del The Times londinense.
Porque esa fuente inagotable de sabiduría musical y vital en que se ha convertido este hijo ilustre de Madison (Wisconsin), una de esas mecas culturales y progresistas de las que todavía puede enorgullecerse Estados Unidos, ha seguido manando con fuerza durante una última década particularmente fértil. Are we there yet se nutre de álbumes amenísimos, profundos y cabales de ese Ben Hirsh Sidran más venerable, el que en 2013 ya renovó su compromiso con la sagacidad y la sonrisa a través del elepé Don’t cry for no hipster y ha seguido ampliando el catálogo con otros trabajos excelentes, desde Picture him happy (2017) al minielepé Who’s the old guy now (2020) y, sobre todo, el afrancesado Rainmaker, de 2024, que aporta hasta media docena de composiciones a esta entrega en vivo que, siguiendo esa misma lógica, solo podía encontrar su acomodo más adecuado en la noche parisina. Y ello entronca con el compromiso de Ben para con esos espacios recoletos, angostos y cargados de historia donde es más probable que acontezca la magia. El pianista, cantante, compositor y pensador libérrimo lleva un cuarto de siglo visitando todos los años ese Sunset de la rue des Lombards, a un paso del Pompidou; su equivalente particular al norte de los Pirineos de lo que el madrileño Café Central también significa para él y los suyos desde los últimos coletazos del siglo pasado.
Escribe Ben, con ese verbo suyo tan esclarecedor e instruido, que grabar un elepé en directo “es una de esas raras oportunidades de atrapar un rayo en una botella y de transformar el recuerdo en algo significativo, una pieza de historia, una marca en el tiempo”. Eso es justo lo que inspira este Live at the Sunside: la dicha de que alguien apretase el botón rojo de grabación en el momento adecuado para inmortalizar este pequeño pero deslumbrante muestrario de jazz vivaz e inteligente, de música concebida no como entretenimiento sino a la manera de una enseñanza que se lega a las generaciones venideras. Siempre escoltado por su hijo, Leo Sidran, a la batería y segundas voces, Ben también moviliza a ese bajista colosal e histórico que es Billy Peterson, pero aprovecha la escala parisina para incorporar a los más jóvenes Max Darmon (bajo eléctrico) y Romain Roussoulière (guitarra) y, sobre todo, a ese saxofonista adorable, Rick Margitza, que sin aspavientos mejora todo lo que pasa por sus dedos.
La letra definitiva para Drop me off in Harlem, de Duke Ellington, constituye uno de los atractivos de Are we there yet, igual que las escalas en Bud Powell (Time waits) o Jimmy Witherspoon, representado con Times gettin’ tougher. El mundo tiene ahora mismo mala solución, pero aliviar nuestras incertidumbres con esta inyección de sagacidad a cargo de un hombre octogenario equivale a encontrarnos de bruces con un oasis en lo más árido del desierto.
Ben Sidran y su banda (Leo Sidran, Tom Warburton, Bill McHerny) visitan España el jueves 22 de mayo (Jamboree, Barcelona), viernes 23 (Sunset, Girona) y sábado 24 (La Bisbal, Girona), y la semana íntegra del 26 de mayo al 1 de junio en el Café Central de Madrid (dos pases diarios, a las 20.00 y a las 22.00)