Dan Auerbach ha terminado consiguiendo para su factoría discográfica, Easy Eye Sound, un marchamo tan propio y característico que cualquier aficionado podría agenciarse un buen vinilo para la faltriquera solo con apelar al emblema de la corona con sus cinco relucientes bolas como más que suficiente aval y garantía. Y estamos ante un mérito enorme, el mismo que se apuntaron muchas décadas atrás Sun Records, Motown o Stax, y que ahora reverdece como línea común de trabajo y estándar irrenunciable de calidad. Porque Medium raw dista de ser el álbum más terso, afable o luminoso que haya pasado por las manos y, sobre todo, los amplificadores de válvulas del líder de The Black Keys, pero vuelve a grabarnos a fuego algunos méritos inalterables: el compromiso con un sonido analógico, enraizadísimo, quintaesencial, ajeno a afeites o maquillajes y lo bastante arcaico como para que podamos garantizar su perdurabilidad. Que es la mejor y más inmediata consecuencia de no ir por la vida de adelantados a nuestros tiempos.
Frederick James Mullis, Jr es, desde luego, cualquier cosa menos un moderno. De hecho, cuesta creer que un tipo de sonido tan áspero y rugoso pertenezca a la generación de los mileniales y apenas acabe de afrontar su tercera década de vida. Pero el título del álbum, que apela a la carne poco hecha, es elocuente: James parecía algo más apegado a los parámetros de la ternura hace poco más de dos años, cuando le descubrimos con Strange time to be alive (2022) ya de la mano de Auerbach, pero ahora ha agudizado sus instintos más pantanosos y no le importa mostrar un tacto de madera seca. Si suspiras por materializar una cena romántica, desaloja de inmediato este vinilo de tu giradiscos.
Early evita esta vez endulzar con aromas de soul este severo menú y, como buen estandarte de la vieja escuela de Alabama, apela al country adusto y el blues con alma de guitarra barata de latón. Es asombroso que este tipo haya nacido en 1993, insistimos, porque de mentalidad se muestra tan apegado a las esencias como si fuera compañero de pupitre de sus abuelos.
Tinfoil hat, de hecho, parece usurpar la mentalidad de su mentor Auerbach de los días más tradicionales, los de álbumes como Deltra kream (2021). Tipos turbios, historias sórdidas, lugares poco recomendables: aquí no hay margen para muchachas pizpiretas ni gloriosas conquistas a la luz de la luna, sino solo una lucha por sobrevivir fiel a los más sacrosantos principios de uno mismo.