Después de tres décadas en danza, y nunca mejor dicho, nuestros amigos Joe Goddard y Alexis Taylor mantienen intactas las ganas de hacernos mover las osamentas. Es más, su octavo álbum representa uno de los puntos máximos de agitación rítmica en su discografía, seguramente porque haya en su gestación un cierto empeño de catarsis postpandémica. Freakout/Release comienza con Down como si hubiésemos colocado en el lector un discazo de Chic, quizá por agudizar el guiño a Le freak en los títulos, pero el espíritu de liberación hedonista no remite en casi ninguno de los 10 cortes restantes, incluso con algunas reflexiones amargas de por medio. Si no aprovechamos estos tres cuartos de hora para segregar endorfinas, tenemos un problema anímico de primera magnitud.

 

La eclosión rítmica de Hot Chip no solo recuerda a un estallido largamente demorado, sino que adquiere un carácter multicolor en su diversidad de tonalidades. No hay fórmulas repetidas en un catálogo que bascula entre Muse y The White Stripes en su tema central y en el que Alexis Taylor parece haber fichado como tutor a Neil Tennant para la espléndida Broken. Y no es la única evocación ochentera, evidentemente: la casi balada Not alone parece extraída del primer elepé de Yazoo.

 

El baile al ralentí protagoniza Hard to be funky, con la ronroneante aportación vocal de Lou Hayter, de New Young Pony Club, justo antes de que el pálpito de Time nos conduzca al corazón de la pista de baile: la mismísima Madonna sacaría petróleo con Taylor y Goddard a su servicio. Anotemos las travesuras con vocoder de Miss the bliss, las trazas de rap (cortesía de Cadence Weapon) en la absorbente The evil that men do o la solemnidad de ese capítulo final, Out of my depth, que eclosiona en una apoteosis machacona muy en la órbita de LCD Soundsystem.

 

Y nos hemos guardado como recomendación última y prioritaria la gran joya de la corona, ese sencillo adorable que lleva por título Eleanor y quintaesencia toda esa frescura instantánea de pop sintetizado por la que Hot Chip llevan tanto tiempo reivindicándose como imprescindibles en la escena londinense. La vida es un escenario de claroscuros y Freakout / Release no renuncia a las anotaciones más sombrías, pero canciones así se erigen en quitapenas irrefutables.

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