Parcels ya eran divertidos. Ahora se han vuelto, además, decisivos. Y ambiciosos. Los conocimos hace ahora tres años, cuando estos cinco jovencitos australianos se destaparon con un debut homónimo, ocurrente, bailable, amenísimo. Nos quedamos con la matrícula, por si las moscas. Pero de aquellos mimbres no podían inferirse estas cestas. Los émulos de Daft Punk que se proponían alegrarnos la mañana ahora aspiran a cambiarnos la vida. Al menos un poquito. Y se marcan este armatoste de 19 canciones y repartición elemental, pero temática y efectista: un álbum de día y otro para la noche, la luz y la gravedad, el aporte gozoso y la trascendencia.

 

Adelantémonos al último párrafo: el invento funciona. Y, a veces, hasta abruma por su soberana y encomiable sofisticación.

 

Los franceses de los cascos en la cabeza resultarían un modelo demasiado frívolo para el actual estado de ánimo de nuestros muchachos de Byron Bay. Atención, Nile Rodgers: estos mozuelos te quieren quitar la silla con Famous, pura fantasía con bola de cristales para reconquistar el cetro del disco-funk de los últimos años setenta. Pero justo antes ha acontecido Neverloved, grave y orquestal, un despliegue de suntuosidades insólito para una era invadida por la grabación casera, el ordenador portátil y el autotune. Y durante buena parte de Day, el primero de los discos, tenemos la sensación de que se han colado en el estudio los mismísimos Steely Dan (Theworstthing), con algún que otro cameo a cargo de Daryl Hall & John Oates (NowIcaresomemore). Todo es así de inesperado, colosal y loquísimo: Parcels invitan e incitan a la sonrisa, pero no se toman a broma ni uno solo de estos 82 minutos.

 

Tan impactante resulta todo en Day/Night que los arreglos de cuerda los rubrica Owen Pallett y los dos temas de apertura para los respectivos discos, inevitablemente titulados Light y Shadow, no ocultan su vocación cinematográfica por extensión y desarrollo. Y nada de series para la web, ojo: Parcels son banda de gran formato. En Night pueden colarse incluso pasajes tan ambientales y misteriosos como Nightwalk, mientras que en los sencillos de Day, Comingback mira hacia el soul rutilante de Bill Withers, Somethinggreater le debe muchísimo al Get lucky de Daft Punk con Pharrell Williams y ambos avalan la excelencia de estos pipiolos en el difícil arte de la armonía. No contábamos con un estirón de estas proporciones, porque los huesos se resienten, pero el desembarco de Louie, Patrick, Anatole, Jules y Noah en la edad adulta es uno de los acontecimientos abrumadores que nos deja la temporada.

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