No lo había pensado de antemano, pero ¿no es este 1 de junio un buen día para que vea la luz un disco así? Y en cualquiera de los casos, ¿cómo no tenerle simpatía, ya de entrada, a un trabajo con un título tan enfático y un artífice que se retrata en portada como la estampa viva de la buena gente? Situémonos: Cook integra desde hace una década los deliciosamente pintorescos Megafaun, es parte de los multitudinarios e ingobernables Gayngs y su camino se ha cruzado en abundantes ocasiones con Justin Vernon, de Bon Iver. Pero, aun siendo este un currículo con avales, este “People are my drug” se comprende mejor si repasamos la lista de colaboraciones recientes de nuestro risueño gafotas: John Prine, Mavis Staples, Bruce Hornsby o Blind Boys of Alabama. Este álbum, tercero en la trayectoria solista de Cook, parece justo la suma de estos nombres. Podríamos añadir el de Bonnie Raitt, a la que la tierna Amelia Meath (del dúo Sylvan Esso) nos trae a la memoria en la deliciosa “Miles Away”. No menos encanto aporta “Another mother’s son”, que empieza en blues acústico y desemboca en feliz góspel, o las versiones de Randy Newman y Allen Toussaint, hechas con el mimo de la veneración. Porque Phil Cook es así, brillante, discreto y amoroso. Un buen acicate para creer en la gente. Precisamente hoy.