Hay literalmente docenas de álbumes en directo que jalonan y documentan las seis décadas de historia que cumplen en la carretera The Rolling Stones, la formación más longeva y relevante en la historia del rock. Pero pocas grabaciones merecían tanto una edición oficial, en excelentes condiciones sonoras, como esta inesperada visita al Mocambo de Toronto en marzo de 1977. Lo que nos traemos ahora mismo entre manos es historia pura, pero también, por fin, un acontecimiento discográfico de primera magnitud.

 

Eran tiempos convulsos en la casa de Jagger y Richards, sobre todo después de que el guitarrista fuera detenido por posesión de drogas y se expusiera muy seriamente a una pena de cárcel que sin duda habría acabado con la banda. Pero no solo: el advenimiento del punk y la música disco parecían convertir a los Stones en viejas glorias decrépitas, en antiguallas andantes con la friolera de tres lustros de trabajo acumulado. Las comparecencias del 4 y el 5 de marzo en el garito canadiense, con capacidad para apenas 300 personas, supusieron las únicas oportunidades de ver a la banda sobre un escenario a lo largo de toda aquella temporada. Y lo que sucedió aquellas dos noches, muy en particular la segunda, fue sencillamente sensacional. Ya lo subrayaban todas las crónicas y biografías, y así se intuía en algún elepé pirata de sonido precario, pero ahora podemos proclamarlo a los cuatro vientos. Y disfrutarlo para la posteridad.

 

Es sintomático comprobar que la cosa comienza solo regular. El grupo desenfunda un clásico ya entonces recurrente, Honky tonk woman, para desentumecer los dedos y entrar en calor, y la versión suena lenta, apática, carente de ánimo y encanto. Es casi un arranque en falso, o quizá una estratagema para sorprender los 300 testigos con el paso cambiado. Porque a los cuatro minutos de espectáculo se descorchan los primeros acordes de All down the line y estos benditos Cantos Rodados entran en completa incandescencia. Encantados con la incorporación definitiva de Ronnie Wood y el respaldo del teclista Billy Preston, ese genio que ya había obrado el milagro de servir como integrador y lubricante para los cuatro Beatles durante las accidentadas sesiones de Get back/Let it be. Divertidos por la dimensión de la travesura, puesto que se habían camuflado bajo el pseudónimo de The Cockroaches para evitar una avalancha de curiosos a las puertas de una sala minúscula. Eran los teóricos teloneros de April Wine, una formación canadiense que –ellos sí– iban a grabar un elepé en vivo. Y así sucedió, solo que desde ahora, 45 años después de todo aquello, ya existe una segunda grabación en directo de aquellas dos jornadas memorables.

 

Los Stones concedieron alguno de sus grandes éxitos, pero lo mejor de El Mocambo 1977 es evaluar el entusiasmo con el que una banda ya histórica y veterana presumía de repertorio recién estrenado (el de It’s only rock ‘n roll y Black and blue, a la espera aún de su reinvención en 1978 con Some girls), al tiempo que rescataba su fascinación juvenil por el blues de la vieja escuela. Cuatro de esas piezas blueseras se utilizarían en el doble elepé Love you life, pero guardar todo este material en el archivo era un sacrilegio.

 

Insistimos: esta entrega es un festín. Incluye piezas tan poco divulgadas como Melody, escondida en Black and blue e “inspirada” por Billy Preston, aunque existen fundadas sospechas de que fue su autor único. Y se despide con la primera y fabulosa lectura (¡más de ocho minutos!) para Worried about you, una perla a la que el grupo no daría forma definitiva hasta Tattoo you (1981). El lugar de privilegio en la historia de estos tipos no es caprichoso, pero El Mocambo 1977 agranda aún más las dimensiones de su magisterio.

 

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