Hay dos noticias, una buena y otra no tanto, para avanzar de antemano en torno a este nuevo álbum de Ziggy Alberts. La segunda es que nada en él nos resultará extraño, sorprendente o particularmente novedoso, incluso aunque el nombre de este cantautor australiano todavía no figurase entre los pliegues de nuestra memoria. La primera, y quizá más importante, es que incluye unas cuantas canciones notables y alguna que otra verdaderamente adictiva. Basta colocar nuestros pabellones auditivos en la tesitura de disfrutar de Letting go o Heartbeat, sin ir más lejos, para convencerse.

 

Alberts es un artista joven, reconocido y cotizado en el otro extremo del globo terráqueo que pugna ahora por hacerse un hueco entre corazones sensibles europeos. Lo merece. El suyo es un folk-pop bondadoso, de ese que, sin necesidad de algoritmos, archivaremos en nuestras listas auditivas mentales no muy lejos de Ed Sheeran, Passenger, Jack Johnson o Jason Mraz. El se muestra aquí, si acaso, más recogido y contemplativo, más contenido frente a la tentación de la euforia. Solo en momentos puntuales, como ese final galopante de Getting low a lomos del banjo y la trompeta, hay ánimo expansivo.

 

El resto es íntimo, cálido, recogido. Orgullosamente acústico y arpegiado, fiándolo todo a una voz acogedora y de encanto evidente, más allá de la mencionada alergia por los sobresaltos o los giros inesperados. Hay canciones pausadas que van asentándose a lo largo de su minutaje, como una lluvia fina calándonos el alma. El ejemplo más evidente lo encontramos en Chocolate, aunque tampoco deberíamos pasar por alto Chemistry, balada muy adusta y ceremoniosa que va agrandándose en el tramo final con una segunda voz femenina.

 

Faltan cambios de registro, sin duda. Algún corte que cambie el paso, que se salga de madre. Pero Ziggy nos proporcionará una compañía reconfortante y una escritura académica, impoluta, bien resuelta. No es mala manera de darse a conocer y de que nos preguntemos cómo es que durante cuatro álbumes habíamos permanecido en la inopia respecto a su trayectoria.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *