Un gallego, un asturiano y un escocés. No es ninguna gracieta, sino una cosa muy seria. AccordTrío es la nueva aventura (no excluyente) de Xosé Lois Romero, un acordeonista coruñés que parece capaz de cualquier cosa salvo de quedarse en posición de descanso.

 

En lo que llevamos de siglo dirigió el Grupo de Música Tradicional del IGAEM (dependiente de la Xunta), alentó el extraordinario y fantasmagórico Projecto Ninguém (que pasó a la historia sin legado discográfico), insufló vida musical a la Nova Galega de Danza, participó en la superbanda aCadaCanto y en el trío Vaamonde, Lamas & Romero y ahora anda reinventando las aproximaciones al universo musical de las cantareiras con la banda de voz y percusión Aliboria. Pues bien, en la agenda ha encontrado hueco para urdir esta tripleta de magos del acordeón junto a Angus Lyon (Escocia, acordeón piano) y Marcos García (Asturias, acordeón diatónico), mientras que él se reserva el acordeón cromático y entre los tres aportan las nueve partituras originales que integran esta primera entrega de la peripecia.

 

Lo mejor que puede decirse de AccordTrío es que consigue evitar la peligrosa tentación de la endogamia. No es un álbum de acordenistas para el único disfrute de correligionarios y fanáticos del fuelle, sino que su acercamiento fresco, versátil y actual permite la sorpresa entre el público que no le tenga miedo a una fórmula tan atípica. Y hay que perderle el temor a esta aventura, como comprenderá cualquiera que escuche, por ejemplo, To the moon and back (Lyon), una de esas melodías tan deliciosamente pegadizas que pueden quedarse con nosotros ya para todo lo que resta de año.

 

El trío no dispone de munición suficiente para un sonido abrumador, claro, y ni siquiera ha querido por ahora dotarse de alguna puntual aportación externa. Pero el equilibrio entre el respeto por los sonidos de la tradición atlántica, las travesuras de los compases irregulares y el empaque de la escritura contemporánea arroja algunos momentos muy seductores: Enrear, The trains, Viljandi. Y la sensación de que la obra completa transcurre, nunca mejor dicho, en un soplo.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *