Nos quedan la candidez y la sonrisa. La inocencia como legítima bandera que ondear sin arrobo. La celebración de la vida cotidiana y la sencillez como elementos quintaesenciales en nuestras agendas, que son los mismos que siempre enarboló la música pop. Y es ese tipo de pop químicamente puro el que abrazan como pocos, puede que como nadie, los siete chavales granadinos hermanados como Colectivo da Silva. Este segundo trabajo reedita la complicidad, el apego y el cariño que ya nos habían sugerido hace un par de otoños con su debut, Vacaciones. Solo que entonces no sabíamos qué demonios era un coronavirus y ahora, precisamente por eso, puede que agradezcamos todavía más el calorcito.

 

Hay que tirar de talento y talante para abordar un título como Que Dios bendiga el reguetón y salir bien parados del trance. Más que eso: con un gran tema debajo del brazo, de esos que propician el incontenible tarareo interior. Se trata, claro está, de un reguetón bienintencionado, lindo y de baja intensidad, porque la clave está en el enfoque. Siempre colorista, siempre una pizquita naïf. Y con ese tipo de voces cordiales que nunca servirán para la exhibición técnica, pero sí para la compañía confortable.

 

La travesura nominalmente reguetonera es solo uno de los nueve argumentos que maneja Casa Vargas para elevar las reservas de buen humor. Los del barrio de El Realejo, en realidad, adoran el componente percutivo y seductor de los ritmos latinoamericanos (Nos vemos luego), y los introducen en una coctelera en la que ya previamente habían extractado todo el jugo de Los Brincos y los grandes nombres de los sesenta. Solo así se puede acertar con ¿Conoces a mi mamá?, la más colosal piruleta del álbum. Y solo anteponiendo el desparpajo a los prejuicios desembocamos en el mexicano Luis Miguel para recrear Motivos, una de las dos versiones del lote.

 

Para la otra nos queda Tú me pones nervioso, de Chico Blanco. Y si completamos el menú con joyas seductoras como Invítame a tu casa o el irresistible pasatiempo funk de After, está claro que incluiremos a estos muchachos en la selección para nuestra próxima fiesta doméstica.

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