No necesitamos inventarlos, puesto que llevamos ya años disfrutando de su existencia, pero sí que hemos de preservarlos y protegerlos como la rara especie autóctona que son. Diego Galaz y Jorge Arribas comenzaron como un dúo para revisar y reinventar las músicas de raíz, con especial atención al folclor castellano, pero han ido ampliado su radio de acción hasta convertirse en dos de los intérpretes más cotizados del país y, sobre todo, los máximos exponentes de la empatía como el mejor de los estímulos creativos entre músicos de distintas procedencias e intenciones. Y el culmen en el desarrollo de esa forma de ser y estar lo encontramos con este colosal esfuerzo colaborativo, 16 canciones con otros tantos cantantes muy variopintos pero unidos por la excelencia, la implicación y, sobre todo, el empeño de hacernos un poquito más felices con estas alianzas.

 

Jorge y Diego llevaban su buen año y medio poniéndonos los dientes largos con un goteo de adelantos de estos Cantables, segunda entrega en este proyecto de colaboraciones vocales de altos vuelos que cinco años antes ya había conocido una primera formulación con solo 12 artistas invitados. Todo es ahora más y mejor, en lo cuantitativo y en el alcance de un repertorio sencillamente encantador. El burgalés Galaz y el vallisoletano Arribas sostienen que son cantantes mediocres, una afirmación que, dado su talento en cuanto se traen entre manos, deberíamos poner en cuarentena. Pero su generosidad y su gusto irrefrenable por la interacción, por compartir aventuras para sumar energías, complicidades y afectos, les lleva a tirar de agenda y rodearse de una impactante nómina de ilustres. Repiten Rozalén, Kevin Johansen y Fito Cabrales respecto a la lista de 2016, y entre las 13 alianzas de estreno asoman –pásmense– Luisa Sobral, Bunbury, Coque Malla, Depedro, La MODA, Ismael Serrano o Nina de Juan, la voz de Morgan.

 

Todos son temas nuevos y propios, escritos y urdidos junto al cotizado músico y productor argentino Sebastián Schon: lo más fetén que encontraremos al otro lado del Atlántico. Y lo mejor del álbum, aunque por eso mismo corremos el peligro de quitarle importancia, es que cuesta mucho esfuerzo escoger dos o tres canciones favoritas o destacadas en el extenso lote. Todas ellas son redondas, encantadoras, entrañables, tarareables, rematadamiente bien hechas y construidas. Y esa naturalidad para el planteamiento, nudo y desenlace en tres minutos puede llevar a pensar que esto es cosa fácil, que no merece mayor ocupación que la de un coser y un cantar.

 

Nada más lejos de la realidad, como podrá certificar cualquiera que se haya adentrado en el arte de la escritura de las canciones. Pero Fetén Fetén es una banda tan extraordinariamente versátil, competente y feliz que le quita importancia y trascendencia a todo lo que pasa por sus manos. Les basta con ponerse a ello, con formular el mínimo común denominador de la complicidad y establecer cuantas sinergias sean menester. Hacen tan fácil lo muy difícil y se dan tan poca importancia que podemos confundirlos con dos músicos callejeros que pasaban por allí. Pero hay tantas toneladas de trabajo detrás de esta formulación de la espontaneidad que han acabado erigidos en secreto a voces: todo hijo de vecino quiere trabajar con esta pareja.

 

De ahí su ubicuidad como instrumentistas y productores. Son músicos cabales y disfrutadores, dos amantes de la naturalidad y del desafío, pero siempre desde la excelencia y el respeto al prójimo. Estas 16 nuevas canciones no son cancioncitas, sino creaciones hechas y derechas y, en no pocas ocasiones, auténticos temazos. Difícil escoger, ya decíamos, y ese mérito habrá quien lo confunda con rutina. Pero asombrémonos con esa especie de ajechao castellano que es Límite, la sensacional aportación del joven Guitarricadelafuente. Con la voz torturada de David Ruiz (La Maravillosa Orquesta del Alcohol) en Diez horas de distancia. Con el descubrimiento de los mexicanos Daniel, Me Estás Matando (Volver a ti) y su invención de lo que han dado en denominar boleroglam. O, por aquello de sublimar la química y la falta de prejuicios, la alianza con los niños Isaac y Nora (Solamente tú), dos críos bretones de 10 y 13 años a los que Jorge y Diego se toman perfectamente en serio (y nosotros haríamos bien en ir tomando nota).

 

Son un gusto, un fetén al cuadrado. Son de lo que no hay. Y, como tal, cual especie merecedora de especial protección, debemos tratarlos. Felicitémonos de que se hayan incorporado al paisaje sonoro de nuestras vidas.

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