Lleva ya una década larga consolidándose el nombre de Andy Platts entre los amantes del soul en la modalidad gourmet, tanto a través del magnífico dúo Young Gun Silver Fox como, sobre todo, al frente de Mamas Gun, una formación que alcanza ya su quinta entrega y de la que no disfrutábamos desde Golden days (2018), un disco dichoso de cuando al mundo aún no se le habían fundido los plomos. Platts es elegancia y elocuencia, y estas nuevas 11 canciones lo reflejan de manera nítida: rezuman amor por los años setenta y la produccion rutilante y analógica, y, aun concebidas desde tierras británicas y genealogía blanca, bebe y se nutre de la más gloriosa música negra que conocimos al otro lado del Atlántico hace cuarenta y tantos años. Comenzando, por supuesto, a partir de las enseñanzas de Marvin Gaye y Bill Withers.
Así de nobles y elevadas son las expectativas de Platts y sus cuatro cualificados acompañantes en los Gun, una máquina de sonido sofisticado, nítido y primoroso, salpimentado de funk, jazz-fusión, teclados chispeantes y suntuosos arreglos orquestales. El recuerdo de Withers es manifiesto en la elegantísima Looking for Moses, escrita el mismo día que perdimos para siempre al autor de Lean on me. Pero el catálogo de recursos de Andy es amplio, sobre todo por su extraordinario dominio del falsete (Go through it) o esos bajos orondos que en la soberbia Party for one nos colocan en la órbita de las grabaciones clásicas de Sly & The Family Stone.
En realidad, todo el trabajo bebe de fuentes irrefutables y nos obliga a rebobinar permanentemente en la memoria: el fraseo de Stevie Wonder en Friends to lovers, el recuerdo de Shuggie Otis aquí y allá, la plácida y permanente sensación de que transitamos por territorios que ya hemos conocido y en los que hemos sido felices con anterioridad. A esa afabilidad se le suma el mensaje alentador de una gran parte del catálogo, concebido en estos años aciagos con el propósito de encontrar un indicio de esperanza y positividad. Que falta hace, en vista de que, entre unas cosas y otras, no resulta sencillo levantar cabeza.
El alma de productor de Platts se encarga de redondear la faena con meticulosidad (los detalles de percusión, las segundas y terceras voces) y unos aliados de postín: por ejemplo, no extraña descubrir los lazos del batería, Chris Boot, con Durand Jones, otro soulman joven de la vieja escuela que puede compartir muchos oyentes con quienes terminen enganchados a este Cure the Jones. Conviene reincidir en la escucha de este quinto trabajo para matizar la primera sensación, que a ratos es de ejercicio de estilo, y encandilarse con su elegancia adorable. Con ese aire de banda vocal de los años cincuenta que destila, por ejemplo, You’re too hip (for me baby) o la escala baladística y reflexiva final de Daffodils. Hay mucho que escuchar y desentrañar en este lujoso lote de 11 bombones sonoros; degústense con suficiente tiempo antes de extraer conclusiones equivocadas.
Uno de los grupos más interesantes de la música negra. Calidad a raudales y respeto por el legado. Coincido con su valoración. Mamas Gun, una delicia.