Y al octavo día, a más tardar al noveno, Dios creó a Jeff Lynne. Seguramente seamos muchos los que podríamos aludir, como uno de sus primeros momentos de fascinación melómana consciente, a esa señal de llamada y la voz opaca, como si surgiera del otro lado de la línea telefónica, que define los primeros compases de Telephone line. Era una idea brillantísima, como tantas otras que pueblan casi por toneladas estos nueve cortes en absoluto estado de gracia (la Penguin Café Orchestra le sacaría provecho años más tarde a un concepto similar para su Telephone and rubber band).

 

La Orquesta de la Luz Eléctrica, a la que por estos pagos perezosos con el inglés siempre conocimos con un castizo “la ELO”, llevaba ya cinco muy notables álbumes a la espalda, pero esta perla de 1976 dejó pequeños cualquiera de los logros anteriores. En realidad, hoy tendemos a pensar en A new world record como un álbum superior, o al menos equiparable, a cualquier antología de éxitos de la banda. Y quienes caricaturizaron a Lynne como el rey de todos los excesos y aspavientos saben que habrán de pagar aquellos dislates con una temporadita en el purgatorio.

 

Nuestro barbudo de Birmingham había interiorizado las enseñanzas melódicas de los Beatles y, sobre todo, sus hallazgos orquestales de los tiempos de Sgt. Pepper’s, pero era capaz de llegar aún más lejos en cuanto a opulencia. La ELO era la orquesta de la sagacidad, la apoteosis y el desparpajo: ningún otro habría sido capaz de inaugurar un álbum con una pieza tan arrolladora como Tightrope ni de escribir un motivo de violín tan virtuoso como el que abre Livin’ thing. Pero Jeff no solo servía como orquestador pomposo, sino que jamás renunciaba a la sorpresa: la soprano que levanta el telón en la después guitarrera Rockaria! o el frenazo para las percusiones en mitad de So fine figuran entre los momentos más brillantes de la década.

 

Lynne siguió entregando elepés memorables y propiciando fascinaciones beatlemaniacas como Cloud nine –aquel reenganche a la fama de George Harrison– o la constitución de Traveling Wilburys. Pero si usted le sigue viendo como un mero charlatán, igual debía pedir hora en la consulta de su médico melodista de cabecera.

2 Replies to “Electric Light Orchestra: “A new world record” (1976)”

  1. Escuchando ahora, a finales del 2024 ese disco que cumple 48 años te quedas asombrado de la calidad y el estado de gracia compositivo de Jeff Lyne , que seguirá también con el memorable doble Out of the blue”
    La ELO Durante un tiempo y para cierta crítica fue tildado de grupo menor y que jugaba en una liga diferente a P Floyd o los Eagles ( por ejmplo) y el tiempo está demostrando que nada más lejos de la realidad y que pueden mirar a la cara a los más grandes.

    Para mi , es la música de mi adolescencia y solo escuchar los violines del inicio del Livin’ me transportan el tunel del tiempo…..

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