Tiempo habrá de analizarlo con más precisión, pero entre los efectos colaterales de la pandemia parece evidente que habremos de anotar el de la eclosión de creatividad, a juzgar por la inusitada profusión de álbumes dobles o de lanzamientos consecutivos que estamos registrando de unos meses a esta parte. El ejemplo de Jack White, que esta misma primavera había puesto en circulación el áspero, agitado y soberbio Fear of the dawn, se erige en ejemplo paradigmático al replicar aquel título con este otro, a modo de haz y envés.
El carácter complementario es evidente no ya desde la primera canción, A tip from you to me, sino desde el primer acorde, cuando constatamos que el antiguo instigador de los White Stripes ha decidido aferrarse esta vez a la guitarra acústica. El mensaje parece evidente: frente al temor al amanecer que desarrollaba Fear… (inspirado, recordémoslo, por la extraña y perturbadora eosofobia), el contrapunto lo encontramos ahora en el sosiego de la luz del día. Y el de Detroit no solo se reivindica como un guitarrista notabilísimo, un detalle que en su caso nunca conviene perder de vista; también refrenda el empeño de convertir su año de nacimiento, 1975, en época prioritaria de inspiración para sus diez nuevas composiciones.
La sombra de los Zep más acústicos, pongamos que los de Led Zeppelin III, sobrevuela el ideario de este Jimmy Page puesto al día, aunque nuestro John Anthony White acentúa aquí su habilidad para los giros estilísticos inesperados. Ventajas de disponer de una abultada enciclopedia musical en la cabeza, sin duda: nadie podría presuponer el giro reggae que asume de manera repentina la excelente All along the way, de igual manera que con Help me along nos sentimos súbitamente inmersos en la órbita de aquel Bowie primerizo, visionario e incomprendido que antecedió a la grabación de Space oddity. El mismo que acabaría reivindicando el propio Duque Blanco con aquel Toy de publicación póstuma (por acrecentar el malditismo) y que White vuelve a invocar con la melancolía en grandes dimensiones de If I die tomorrow. Y muy larga vida, siempre, al melotrón.
Hay alguna salida de guion respecto a esas pautas sosegadas y setenteras que sobrevuelan todo el álbum; en particular, el chute de blues psicodélico que alienta I’ve got you y la travesura con pinceladas de ragtime y demás jazz añejo que se apodera de Queen of the bee, el canto de amor del firmante a su Olivia Jean, con la que acaba de contraer matrimonio. Jack gusta y se gusta con esta exhibición de rock acústico sin fecha de caducidad; tanto como para asomarse al timbre carnal de Jagger con la soberbia (y surrealista) A madman from Manhattan y cerrar el círculo recuperando al final Taking me back, el primer corte de Fear of the dawn, transformadísimo otra vez a golpe de ragtime y de un violín arrebatador. A esta alturas ya no le salen tarareos para estadios, pero puede que White nunca hubiese vivido un año tan inspirado como este 2022.
Como bien dices Fernando un disco complementa al otro de abril.
Un buen Álbum para deleitarse con este genio del siglo XXI sin duda.