Major Murphy se convirtieron en una de las sorpresas más adorables de 2018, una banda joven que en ningún caso quería sonar moderna, sino atemporal. Tres años exactos después de aquel No. 1, las cosas han cambiado pero en ningún caso para mal. Hemos añadido a un cuarto integrante, el versátil multiinstrumentista Chad Houseman; el jefe de filas, Jacob Bullard, y la responsable de las mejores segundas voces, Jacki Warren, han sido padres de su primer chiquillo y, en general, se notan muchas más ganas de subirle el volumen a las guitarras y acentuar con ello el regusto clásico del invento.
Si estamos interesados en emprender viaje a los años setenta, este es el tren en el que nos debemos montar. Aunque solo fuera por la extraordinaria Unfazed, seis minutos de fábula en la que la guitarra y los bongos remiten a Santana mientras el medio tiempo melódico y las armonías vocales nos colocan en un atardecer en plena Costa Oeste.
El énfasis eléctrico es la constante más evidente en Access, más allá de las alusiones de la pareja protagonista a los retos de la paternidad o de miradas puntuales (Real) a aquella psicodelia tan presente en el primer elepé. Los patrones más guitarreros, insistentes y recalcitrantes adquieren mucha presencia en la primera mitad del álbum (Access, In the meantime), muy en la línea de los Big Star más incisivos, mientras que la cara B se vuelve más perezosa y crepuscular, como en la ácida Rainbow, que permite imaginarnos un atardecer en el que los colegas hubieran enriquecido la composición herbal de sus cigarros.
Y así, con un derroche de buen hacer canónico y un amor indisimulado y recalcitrante por las colecciones de discos paternos (lo más moderno que escucharemos es el vocoder de Attention), transcurre el regreso de los de Michigan, alabados en las notas de presentación por Katie Crutchfield (Waxahatchee): otra jovencita con la mente gozosamente puesta en el pasado. Una cosa es segura: jugamos con la ventaja de que este Access nunca se pasará de fecha.
Puro Big Star estos chicos. Suenan refrescantes y potentes. Un saludo
Estoy muy de acuerdo, Carlos. Gracias por escribir! 🙂