Lo de Yo Somos no solo es una transgresión gramatical sino, sobre todo, un canto a las esencias mismas del pop más instantáneo, fugaz y exento de complicaciones. Pero no nos llevemos a equívocos: los trabajos de aparente sencillez a menudo esconden muchas horas de esfuerzo y sesos devanados, y los tres partícipes de esta fulgurante aventura valenciana acumulan muchas horas de vuelo y abundantes trienios cotizados, pero ni un solo pelo de tontos en las cabelleras. Esa es la actitud que confluye en esta 12 canciones breves, urgentes, luminosas, descaradas y adictivas, una docena de golpetazos en la mesa y caricias en los oídos. Y una ocasión muy propicia para recordar que este ya viejo invento del pop debería incorporar con más frecuencia ese nosequé capaz de hacernos sonreír.

 

Xema Fuertes, Quique Gallo y Cayo Bellveser manejan las suficientes coordenadas como para haber aprendido a ser lúdicos, descarados y escapistas. No se complican la vida o, en realidad, ya se la han complicado ellos antes durante mucho ensayo, prueba y error para que este fruto que sea un estallido de sabor y frescura en cuanto nos lo llevamos a la boca para hincarle el diente. Insistimos: el lote es una invitación a desconectar de tanta porquería circundante, pero Somos se queda muy lejos de la nadería. Aquí hay una labor concienzuda para exprimir las posibilidades de tres acordes (o cuatro). Y unos estribillos emborrachados de alguna sustancia muy adictiva, en vista de que corremos serio peligro de seguir canturreándolos mentalmente durante unos cuantos días.

 

En la parca tosquedad del formato de trío se advierte con nitidez el influjo de Jonathan Richman, mientras las letras inciden en los (humildísimos) placeres cotidianos (Estar contigo aquí, Hace sol) y el gusto por disfrutar de esas cosas a las que, en el fragor de la vida y la batalla, apenas prestamos atención. Se trata, en menos palabras aún, de pensar en pequeño para disfrutar a lo grande. Fuertes y Bellveser han escoltado en ocasiones innumerables a Josh Rouse, así que tienen bien interiorizado el empeño de buscar pura magia en dosis de tres minutos. Y con Gallo ya habían interactuado en el efímero proyecto Flores, que dio como fruto en 2021 el álbum Gloria. Todo fluye y confluye aquí, más allá de las licencias con la gramática.

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