Nunca fue amiga Alba Carmona de miradas restrictivas, líneas rojas ni puertas al campo, pero en la definición de una personalidad propia, única, singular y representativa este Cantora tiene mucho de pináculo. La barcelonesa de sangre antequerana y raigambre en Cádiz solo se había manifestado en solitario con un disco homónimo hermoso pero aún tímido (Alba Carmona, 2018), frente al que este sucesor se erige ahora como un retrato muchísimo más evolucionado. Porque Alba es flamenca por linaje y orgullo, pero también latinoamericana y peninsular. Y tan propensa a cruzar el charco como a galleguizarse –en alianza con Xabier Díaz y sus Adufeiras de Salitre– con un Alalá de Muxía que habíamos escuchado en docenas de ocasiones, pero nunca tan elaborado, poliédrico y multirrítmico, tan vertiginoso en su emoción.

Alba ya se había impregnado de este espíritu híbrido y ambivalente a su paso (2011-2018) por Las Migas, la más genuina sociedad femenina del flamenco desprejuiciado. Cantora diversifica ahora mucho más sus raíces y agranda su figura en todas las facetas, la interpretativa, la compositora y la conceptual. Su pareja, el joven guitarrista gaditano Jesús Guerrero, tiene una parte nada pequeña de responsabilidad en esta transformación y protagoniza un trepidante mano a mano en Malhería, bulería fardona con un bajo jazzístico de José Manuel Posada “Popo” que remite a Carles Benavent. Pero es Carmona quien asume la responsabilidad de las grandes decisiones; la que pone rumbo a México para enredarse con las percusiones múltiples de la divertidísima La bruja o la que se derrite amor en su lengua materna con un Amor meu por el que suspiraría la mismísima Maria del Mar Bonet.

Carmona es dueña de una voz límpida y calurosa, tan cercana como una caricia (escúchenla y derrítanse con su canción de cuna andina Indiesito), pero siempre lejos de la tentación del aspaviento. Cantora es un disco de maceración lenta y minuciosa; de arrebato rumbero y luminoso (Tu amor es como un veneno), pero también de digresiones como la siciliana Cu ti lu dissi, un vals tabernario y de voz rasgada con la que Chavela Vargas se habría inscrito sin dudarlo a su club de fans. No podemos pasar por alto trabajos tan primorosos y sentidos, declaraciones de amor tan clamorosas a la música y a su ejercicio. Alba Carmona celebrará en 2024 su 40 cumpleaños con una comparecencia en el Lincoln Center neoyorquino, pero un disco tan refulgente como Cantora solo puede ser comienzo de algo todavía más grande.