La singularidad gramatical es lo bastante llamativa e inopinada como para no hacerla constar desde la primera frase. Joni Antequera Amatria no solo ha querido bautizar su quinto trabajo con este discreto Un disco, sino que esa misma fórmula de artículo indeterminado más sustantivo se repite, sin excepción, para cada uno de los 11 cortes del trabajo. Puede ser un mero guiño simpático para resultar original, o más bien una manera de quitarse importancia: estamos tan solo ante un álbum de los muchos posibles, por parte de su firmante y de los demás; un catálogo que no procura sentar cátedra, alcanzar certezas ni trascendencias, cambiarle la vida a nadie. Simple y llanamente, un muestrario de radiantes canciones de pop bailable, ya sea desde una perspectiva radiante o más torturada, porque bien sabemos todos que los días a veces se levantan más torcidos.

 

Antequera, ciudadrealeño de 36 años y con un bagaje que comienza a ser importante (¿recordamos el llamativo fenómeno en torno a Chinches?), también podría haber optado por títulos alternativos como Un baileUn ajetreo, porque hay mucho de recorrido por los distintos géneros contagiosos para incitar al balanceo corporal. Un fusilador abre boca en un contexto tan funk como si Chic se hubieran colado en el asiento del productor. Una advertencia deriva ya hacia la onda latina, mientras que la irresistible Un manantial podría haber servido como cara B para Havana, de Camila Cabello.

 

Y así, sin descanso, Amatria va pasando las páginas de su muy versátil colección de perfiles rítmicos. Más tecno y amigo de los clubes con Una ciudad Un dragón, reminiscente de la canción sudamericana en Un dolor y rabiosamente nuevaolera en el caso de la divertidísima Una rápida.

 

Incluso Una voz sirve para concluir con una brizna de sosiego, dentro de que no hay manera de detener el pulso rítmico de los pies. Y Un alud agrega la participación de Delaporte, excepción colaborativa en un trabajo de riguroso empeño juanpalomista: Joni compone, interpreta y produce virtualmente todo lo que escucharemos aquí. Incluso se ha erigido en uno de los impulsores de Vanana Records, el sello con el que ve la luz y que también ha permitido alumbrar al jovencísimo cuarteto femenino Ginebras, una de las sensaciones de la temporada entre la generación Z. ¿Otro título perfectamente factible? Un valiente. 

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