El mejor y más escueto resumen podría quintaesenciarse en solo seis letras. Glasgow. Con eso ya casi queda dicho todo. No hay noticia de una concentración de bandas casi siempre excelentes en un único punto geográfico. Glasgow, nada menos: ese lugar fabril, nublado, borrascoso y de belleza no siempre evidente, pese al marchamo arquitectónico de Charles Rennie Mackintosh. La ciudad de la lluvia, esa raintown que sirviera a Deacon Blue para dar título a su primer disco. Y desde aquellos lares –qué misterioso designio de los dioses– nos han llegado no solo ellos, sino, uf, Travis, Aztec Camera, The Blue Nile, Belle & Sebastian, Franz Ferdinand, C Duncan… Y Del Amitri, que ante la excelencia de semejante vecindario se nos olvidan alguna vez en esta relación de ambrosías escocesas.

 

Confabulémonos. Ojalá sirvieran estas líneas para apuntalar su candidatura como grupo necesario y de reivindicación inexcusable. Hay discos que dejan huella y un recuerdo diáfano. Y este Waking hours, como buen despertar, se ajustaba a la definición. Casi nadie se había enterado del debut homónimo para Chrysalis en 1985, pero esta segunda entrega era la eclosión de Justin Currie como un autor infeccioso: entre Beatles, Costello, Nick Lowe y hasta una pizca de Elvis Presley. A ver quién podría atreverse con semejante intersección sin par.

 

Habremos escuchado tantas veces Waking hours que sucede como con Tapestry, de Carole King: a veces, un disco concreto se sitúa en nuestras predilecciones por delante de cualquier posible selección de grandes éxitos. Y sería injusto percibirlo así, por cuanto algunos de los álbumes posteriores (Changes everything, Twisted) eran magníficos, pero aquí nos sentíamos arropados por una colección de canciones felices y redondas, como si Del Amitri ejerciera de academia para la elaboración de singles impolutos. Kiss this thing goodbye se hizo bastante popular, por contagiosa. Pero, puestos a escoger, habría que marcar con subrayador fosforescente títulos como Hatful of rain (que años después daría título a una antología, precisamente), Move away Jimmy Blue, When I want youEran perfectos con los tiempos medios: nunca necesitaron enloquecer con el acelerador para adherirse a nuestra memoria sonora. Y así acontecía con Waking hours, este disco para la glotonería. Que lo queríamos todo. Enterito.

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