No sabemos con precisión qué demonios significa “badibaba”, pero será difícil sustraerse a la hipnótica línea de bajo y ese estribillo entre fascinante y pesadillesco que presiden la canción homónima. Y no es el único motivo que ofrece esta segunda entrega de las londinenses para enamorarnos definitivamente de ellas y tatuarnos su nombre en algún rincón de nuestra memoria, a buen recaudo.

 

Desde la orilla sur del Támesis, el cuarteto que encabeza la cantante y guitarrista Clottie Cream se ha propuesto que movamos pies y cabeza sin renunciar ni un instante al estímulo de nuestras mentes. On all fours no incurre en un solo momento de fatuidad temática, y tan pronto aborda la catástrofe medioambiental como nos sume en la incómoda constatación (P.T.S. Tea, con un cierto aire a la Suzanne Vega más enigmática) de que las mujeres siguen padeciendo a los machirulos de turno en las situaciones más cotidianas. El disco es extenso, pesimista, oscuro y, además de todo eso, extraordinariamente estimulante. Rítmico, pero no obvio. Siniestro y, al tiempo, predispuesto a la emoción. Escuchemos Once again, sin ir más lejos. Hay mucho de pesadilla en sus surcos, pero nunca apeteció tanto incorporarse a un mal sueño.

 

Así es como esta segunda entrega de la Chica Cabra se afianza como una invitación fantástica para que nos incorporemos a un universo tenebroso. En él encontraremos pocas certezas y ninguna complacencia, pero muchas segundas voces que nos envuelven a modo de caleidoscopio y las líneas de bajo más irresistibles en el comienzo de esta nueva temporada. Y ello sin renunciar a unos teclados tan analógicos como los primerísimos discos de Depeche Mode (Sad cowboy).

 

Y es que al final resulta que, bajo esa apariencia de álbum entre sombras, hay mucha luz pugnando por emerger. Es la pelea entre la melancolía depresiva de Anxiety feels (con Vega de nuevo en el retrovisor) y el pellizco de Bang, una de esas canciones para bailar en círculos solitarios desde el centro del salón. Y de esta tormenta de ánimos cambiantes surge un disco en el que quedarnos manifiestamente absortos.

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