Jeff Lynne ha hecho exactamente el disco que cabría esperar de él. Que es, por seguir con precisiones desde el mismo punto de partida, el álbum por el que suspiraban cientos de miles de seguidores en cada punto cardinal del planeta.

 

La Electric Light Orchestra fue un sueño irrepetible, el engranaje grandioso de un cerebro privilegiado que había alimentado sus ansias juveniles con el combustible de los Beatles. La ELO fue en los setenta lo que los de Liverpool, enzarzados en un divorcio doloroso, no quisieron volver a ser. Luego los años fagocitaron a la Orquesta de la Luz Eléctrica, envuelta también en disensiones internas que ahora llevan a su hombre-para-todo a firmar con esta especie de revoltijo nominal, Jeff Lynne’s ELO. Pero el nombre es un detalle menor: From out of nowhere es, de principio a fin, un disco de la ELO, y como tal se convierte en un auténtico festín para nuestros oídos.

 

Nos encontramos ante el glorioso hijo tardío de una mente preclara, el álbum menor que cualquier talento mayor abrazaría como propio y asumiría desde el minuto cero al 33. No hay circunloquios ni triquiñuelas que valgan: diez canciones, duración exigua y un cabeza de cartel que lo escribe y produce todo, sin excepción, y se sirve también para interpretar casi hasta la última nota. Es divertido escuchar esta obra teóricamente crepuscular de un caballero que ya ha adquirido la condición septuagenaria y reparar en que cada nueva pieza puede remitirnos a alguno de los clásicos imperecederos.Telephone line recobra protagonismo por partida doble: se menciona y parafrasea en Time of our life, un sencillo que irrumpe como un cañonazo, pero en realidad penetra hasta los tuétanos en Losing you, la gran balada de Lynne para el nuevo siglo.

 

El rock travieso y adictivo de One more time, con un disparatado solo de piano que podríamos tocar con un solo dedo, retoma los mismos paisajes de Do ya. Pero tampoco perdamos de vista a Help yourself: sirve mejor que un ensayo de 400 páginas para explicar por qué nuestro inolvidable George Harrison se puso en manos de Jeff para volver a colocarse en órbita.

 

Olvídense esta vez de las sorpresas: nuestro viejo amigo de la ELO se da el gustazo de proporcionarnos un enorme gustazo.  Había sucedido ya en 2015, no hace tanto, con Alone in the universe (y su sucesor en directo, Wembley or bust). Puesto que Lynne se prodiga poquísimo en el nuevo siglo, estos cuatro años se nos han pasado en un suspiro. Y el reencuentro ha sido un abrazo tan achuchado que aún sentimos los rizos de Jeff caracoleándonos por el rostro. No se nos vaya usted nunca, buen hombre: le necesitamos.

One Reply to “Jeff Lynne’s ELO: “From out of nowhere” (2019)”

  1. Joer, cómo ha cambiado la historia. En 1990-2010 los que amábamos a la ELO cabíamos en un taxi, y hoy todas las críticas que leo son positivas

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