Urge ponerle voz y cara a Llorente, la criatura musical del inquieto, tierno, lúcido e incisivo Óscar Llorente, gran observador de la realidad circundante (a veces hermosa, a menudo grotesca) con la habilidad de verter todos esos apuntes en un cancionero delicioso. Ya había dejado el sexteto zaragozano grandes motivos para la curiosidad con su debut, Gente corriente (2018), complementado un año más tarde con el EP La mujer de Lot, pero esto que se nos ofrece ahora representa un salto cualitativo muy evidente. Y hasta su presentación, en orondo formato de libro-CD de tapas gruesas, 64 páginas, información minuciosa e ilustraciones representativas para cada una de las 11 canciones, ya refleja el orgullo, empeño y cariño con que se ha afrontado esta candidatura a la primerísima división de la canción de autor peninsular.

 

Óscar es un tipo ingenioso y de timbre dulce y afable que canta sin alzar la voz –pero sin que tampoco le tiemble– a las cuestiones cotidianas que nos conciernen y, sobre todo, a las que nos tocan las narices. A los mediocres con ínfulas y relevancia mediática se les dedica La guerra de los mundos (“Sobran tertulianos y banderas / y respuestas de manual”), con los Beatles en el retrovisor de los arreglos para cuerdas y metales, mientras que la malévola y gozosa Ya está bien plantea una diatriba sin medias tintas (“Ya está bien de mesías y profetas / de concursos de cantantes / de sermones y sentencias / de discursos rebosantes de vacío”) contra los músicos y músicas de plástico, maquillaje, pompa y postureo. Exactamente lo contrario de lo que este Libro de familia consigue representar.

 

En lo estilístico, Óscar Llorente y sus aliados se aproximan sin complejos al universo de Los Secretos (y, subsidiariamente, de Txetxu Altube), tanto en la faceta más acústica y campestre como en las afinidades mexicanas, explicitada en Los malos en forma de ranchera. Pero, en cuestión de timbre, el primer referente que viene a la cabeza es el del gran Javier Álvarez, y supone una sorpresa suculenta encontrarse a los dos, Javier y Óscar, dirimiendo un delicioso mano a mano para De segunda fila, canción de hechuras impolutas y argumento más bien amargo, retrato de esos músicos que no superan la condición de meras promesas y quedan absorbidos por el agujero negro del virtual anonimato.

 

Eso es lo que no puede, no debería suceder en ningún caso con Llorente. Libro de familia es una obra ocurrente, afable y plural, una llamada a tirar millas (qué enorme capacidad evocadora la de El viaje) y hasta un guiño a todo ese rock de ascendente argentino que lleva cultivando melomanías en España durante ya al menos tres generaciones. Y si todo lo antedicho no fuera suficiente, escuchen la declaración de amor a Eva Green y tarareen: “Yo era The Beatles / tú eras mi Britney Spears”. Como para no sonreírse.

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