Llevábamos tanto tiempo sin asomarnos a la obra de Natalie Merchant que su voz la habíamos relegado a los recuerdos preciados de tiempos acaso más párvulos, pero también más prósperos. Y allí seguía, dormida y agazapada en su rincón, sin muchas esperanzas ya de que resurgiera, cuando este Keep your courage ha emergido como una de las más alentadoras noticias de la temporada. Y se trata de un reencuentro que solo puede inspirarnos alborozo si nos atenemos no solo al voltaje emocional que siempre nos transmitió su protagonista, sino a la excelencia de un repertorio con el que la recuperamos como ya casi no podíamos rememorarla. Es decir, en un estado de gracia que remite a los últimos años de su trayectoria al frente de 10,000 Maniacs y a los tiempos de Tigerlily (1995), primer y seguramente más logrado trabajo de su etapa solista.

 

Había motivos objetivos para la demora y, de paso, también para nuestro escepticismo. Desde su homónimo Natalie Merchant (2014) no había, en puridad, noticias discográficas de nuestra neoyorquina, que se había limitado a reformular su debut (Paradise is there: The new Tigerlily recordings, 2015) y a actualizar algún material archivado bajo el título de Butterfly (2017), dentro de una caja de diez cedés con toda su obra en solitario. Pero sucede que una importante cirugía en la columna la tuvo no ya apartada de la circulación, sino al borde de la parálisis y, literalmente, sin voz durante un año. La apelación al coraje de este regreso casi milagroso no es, en consecuencia, ni palabrería ni recurso literario. En este caso, hablar de resurrección supera el tópico para circunscribirse a la literalidad.

 

Todo ello ayuda a comprender y valorar aún más el empaque de este retorno esplendoroso. La gravedad con la que abre boca Big girls, solo voz y piano durante los primeros compases, es la propia de las cosas serias. Más adelante, transcurridos un minuto y 45 segundos, ya entran batería, guitarra y hasta un cuarteto de cuerdas, pero la declaración de intenciones parece nítida: aquí estamos dirimiendo asuntos de cierta trascendencia. De esos que requieren toda nuestra atención.

 

La propia Big girls cuenta con el concurso vocal de la afroamericana Abena Koomson-Davis, corista de Stevie Wonder e integrante del reparto en el musical Fela!, pero su presencia se vuelve todavía más determinante en el segundo corte, Come on, Aphrodite, una rutilante fantasía de góspel-soul con metales esplendorosos, un festín pletórico. Y no será el único ejemplo de exuberancia. Ahí hacemos constar el maravilloso despliegue de soul y swing que aporta Tower of Babel (“Todo el mundo anda tan confuso”, repite el estribillo), con una intersección de diálogos entre el piano y los metales muy a la manera de Nueva Orleáns. O el trote ligero que aportan las escobillas en ese medio tiempo delicioso que aflora con Song of himself.

 

Agreguemos a nuestras anotaciones el apoteósico despliegue céltico-irlandés (la sangre siempre tira) para Eye of the storm, con whistles y gaitas del país coloreándolo todo justo después de que Guardian angel hubiera hecho honor a su título con un dominio poderoso del lenguaje camerístico. Puede que estemos ante una de las composiciones más meticulosas y refinadas que le hayamos conocido a su autora tras cuatro décadas de oficio, lo que deja claro que en Keep your courage no hemos venido a dirimir asuntos menores.

 

Habrá quien encuentre el álbum sosegado y parsimonioso, con tendencia incluso a un minutaje prolijo en varias de sus 10 composiciones. Todo es cierto y todo merece la pena: las prisas serían una ofensa para enfrentarse a una obra de esta hondura y ambición.

 

 

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