Edu Vázquez es ovetense, va camino de los 38 años y “El firmamento tenue” constituye ya su segundo trabajo, aunque pocos fueron los que en 2012 repararon en el antecesor, otro álbum de título precioso: “Doce maneras de escapar descalzo”. Ojalá que los firmamentos presentes sirvan como augurio para un nuevo horizonte, porque Vázquez, inscrito en ese amor por el folk-rock del otro lado del charco, bien merece ser tenido muy en cuenta. Es dueño de una voz delicada y vulnerable pero repleta de matices, metáfora de un hombre que sufre pero sabe mantenerse erguido. Y esa idea de la superación, de cómo afrontar las pérdidas y encontrar los revulsivos, está presente en muchas de estas diez nuevas composiciones. “Con un paso de baile flotamos para no naufragar”, nos murmura el asturiano en “Cuando tengas frío”, tema bandera en un álbum de inicio muy poderoso, para el que “Faros” ya arroja luz sobre las dicotomías de la existencia: “Hay días de mierda, hay días de euforia / Hay días que piensas: esto nos hace estar vivos”. Vázquez siempre procura encontrar refugio frente a la tormenta, por buscar una terminología ‘dylanita’ que no le resultará ajena: el ascendente del bardo de Duluth (¡esa armónica en “Grietas”!) es inapelable en un hombre al que podremos escuchar las mismas noches de inquietud y titubeo que buscamos el amparo de Lapido, Quique González o Fabián. La filiación norteña se filtra en el arte del álbum y hasta en los títulos (“Norte”, “Mar”), mientras el recelo por la gran ciudad se hace patente en la magnífica y acústica “Halcones”, salpicada de metáforas ajedrecísticas y demostración patente de que, además de todo, Edu es un guitarrista muy notable. Que la bruma del litoral no nos prive de su luz.

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