Existía mucha curiosidad por saber qué rumbo adquiría la carrera de Durand Jones y sus Indications después de que su batería, Aaron Frazer, emergiera a principios de año como esplendoroso artista en solitario, bendecido por el fichaje y la producción del mismísimo Dan Auerbach (The Black Keys). Private space es la rápida respuesta a todas nuestras dudas. El quinteto de Indiana se ha apresurado a colocar su tercer álbum en circulación, para que no quede duda de que el proyecto sigue gozando de toda la vigencia. Pero, por más que la firma que figura en portada siga siendo la misma, también queda claro que la banda se ha vuelto bicéfala. Jones y Frazer se marcan un memorable mano a mano en lo que a voces cantantes se refiere, con cuatro cortes de protagonismo compartido, dos encabezados a solas por Durand y… cuatro presididos por la voz en falsete de Aaron, que así se reivindica de manera espectacular ante sus compañeros de pupitre.

 

No sabemos cómo estarán los chicos asimilando este reequilibrio interno, en particular en el caso del hasta ahora jefe de operaciones, sorprendido por el esplendor del que hasta ahora solo veíamos semiescondido tras los bombos y los platillos. Como oyentes, sin embargo, solo podemos congratularnos de este particular mano o mano sobrevenido y confiar en que la convivencia sea feliz, cordial y duradera, sin suspicacias de por medio. Porque Private space es un disco escandalosamente bueno, además de mucho más opulento y espectacular que sus dos antecesores, Durand Jones & The Indications (2016) y American love call (2019).

 

Ya no hablamos de aquel debut crudo y delicioso que el quinteto registró en el sótano de Frazer, con un micrófono para karaoke y unos gastos totales de “452,11 dólares, incluidas las cervezas”, según revelaron en su momento. La factura habrá crecido de manera escandalosa esta vez, porque la formación cuenta con el respaldo de hasta 16 músicos adicionales: ante todo, una sección de cuerdas de ocho efectivos, pero también un par de coristas, varios instrumentos de viento y hasta un vibráfono en Love will work it out.

 

Los encantos no son exclusivos, sino compatibles. Y seguiremos adorando el aire tosco, vintage y primerizo de los comienzos, pero Private space es un intento muy evidente por convertirse en el gran acontecimiento soul y funk (atención a los susurros y suspiritos de Sexy thang) de la temporada. Hay aquí mucho guiño al sonido de Filadelfia, retazos de Hot Chocolate o Lee Fields, temas de desarrollo imbatible: la balada que da título al disco, un Ride or die tan superlativo que habría hecho feliz al mismísimo Marvin Gaye. Y la sospecha de que un temazo tan bailongo y jugoso como Witchoo habría rehabilitado a Robin Thicke: es tan bueno como Blurred lines, o mejor, pero sin ramalazos machistas que nos corten el rollo. Pronóstico: Private space va a sonar mucho este agosto en las fiestas de la gente presumida.

2 Replies to “Durand Jones & The Indications: “Private space” (2021)”

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