Como ha sucedido con los discos de Graham Coxon, el guitarrista de Blur, cuando la banda entró en un paréntesis casi definitivo, o con los de Rostam Batmanglij en el momento en que se desvinculó de Vampire Weekend, pocos habían reparado en Oliver Sim dentro de la alineación de The XX, pero se quedarán atónitos cuando descubran las dimensiones de este estreno en solitario. El bajista de la banda londinense de indie electrónico parecía mayormente un gregario al servicio de Jamie Smith (Jamie XX), pero su dimensión como jefe de filas, vocalista y compositor es deslumbrante. Este Horrible bastardo representa un ejercicio tan doloroso como catártico, un autodiagnóstico sin maquillajes a cargo de un crooner que comparte tormentos a cambio de generar una belleza inquietante y comprometedora.

 

Hideous bastard se recordará siempre, ante todo, por Hideous, el tema inaugural, en el que Sim protagoniza una confesión extraordinariamente valiente (y valiosa) cuando termina anunciando su condición de seropositivo desde los 17 años. “Tal vez la honestidad radical podría liberarme / Si vivir con VIH desde los 17 me hace repugnante / ¿soy acaso repugnante?”. Son versos que se clavan en la memoria, representan un hito en la lucha contra los estigmas de la enfermedad y merecen, de por sí, el reconocimiento y la admiración. Pero además se encapsulan en una pieza de hermosura estremecedora, un ejercicio de crooner angustiado al que ayuda, en su desgarrador mensaje, el grito de un ángel de la guarda extraordinariamente singular: Jimmy Sommerville, artífice de Bronski Beat y The Communards, además de emblema histórico entre la comunidad LGTBI.

 

La importancia musical y temática de ese hito no debería oscurecer, no obstante, los argumentos que aportan los otros nueve cortes del álbum, un disco breve, precioso, preciso y siempre en un delicado equilibrio entre el lirismo y el pálpito de la electrónica. La voz de barítono recuerda, a veces bastante y otras mucho, a John Grant, pero tampoco desentonaría en una recopilación junto a Perfume Genius. Con ambos comparte ese espíritu de belleza desde el dolor y con el primero, incluso, estado serológico. Seguramente, desde el añorado Mark Hollis (Talk Talk), nunca habíamos sentido sollozos como los que emite esta generación de hombres sensibles.

 

Sim también se abre en canal (Saccharine, Confident man), e incluso explora las posibilidades de la música vocal en la majestuosa GMT, donde repite como un mantra “I’m missing you, I’m missing you” bajo el amparo de un coro masculino. Y todo como antesala de un colofón algo más luminoso y optimista, el que proporcionan Fruit y Run the credits, empapadas por el recuerdo del tecno de los años ochenta. Nadie lo había pronosticado, pero Oliver Sim se ha convertido en uno de los grandes nombres propios del 22.

 

2 Replies to “Oliver Sim: “Hideous bastard” (2022)”

  1. Estupenda reseña sobre este disco que parece está destinado a convertirse en uno de los mejores del año. Escuchado al completo me quedó la sensación de “inquitante”. Para mi gusto destacaría un más “Fruit” con otro gran tema que contiene este primer trabajo de Oliver Sim.

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