Brad Mehldau no ha levantado un solo momento el pie del acelerador en esa frenética agenda que le afianza a cada paso como el artista más influyente del jazz contemporáneo del último cuarto de siglo, solo a la altura de antecesores como Bill Evans o Keith Jarrett. Hemos perdido ya la cuenta de álbumes, casi siempre en solitario pero también colaborativos, con los que el de Florida nos ha obsequiado durante este tiempo, pero este Jacob’s ladder se erige en uno de los más originales, intrigantes y atípicos de la colección. Porque se aleja del contexto acústico más frecuente, ya de antemano; pero sobre todo porque desarrolla de manera mercurial su fascinación absoluta por el rock progresivo, una obsesión que le persigue desde los años mozos y que aquí traslada a la gramática jazzística.

 

Esta Escalera de Jacob, el camino de los ángeles hacia el paraíso que se explicitaba en el Génesis (primer guiño a la parroquia del prog-rock), dista de ser el álbum más irrefutable de su firmante, pero sí se cuela entre los verdaderamente apoteósicos. Su piano celestial y laberíntico –puede que sus 88 teclas sean, en sí mismas, los peldaños de su propia escalera– cede sin reparos protagonismo a múltiples voces invitadas e, ineludiblemente, a unas enrevesadas guitarras eléctricas que, entrelazadas con el saxo en Herr und knecht (Master and slave), remiten por vía directa al universo de King Crimson.

 

Herr… es la partitura original de Brad más apoteósica aquí, mientras que a la hora de las versiones se decanta, sorpresa, por el rock más ochentero y evolucionado de Rush, de quienes reinventa Tom Sawyer en compañía del genio mandolinista Chris Thile (Nickel Creek). Por aquello de adherirse a los parámetros de la vieja escuela, Mehldau también opta aquí por el formato de las suites con varios movimientos en hasta tres ocasiones, las más clásicas Cogs in cogs y Jacob’s ladder y el extenso final en cuatro partes que proporciona Heaven. Y hasta fusiona tropicalismo brasileño con la grandiosidad aparatosa e inconfundible de Yes para Vou correndo te encontrar.

 

Así es Mehldau: imaginativo e inabarcable. También incontenible, porque estos 71 minutos son un derroche de ideas a veces deslabazadas, como en aluvión. Hay muy pocos con un cerebro como el suyo, al que aquí deja vía libre para un glorioso desgobierno, un caos orgiástico en sonoridades y referencias. Un festín, en realidad, para los paladares más glotones. Disfrútese de manera minuciosa, porque sus nutrientes son múltiples.

4 Replies to “Brad Mehldau: “Jacob’s ladder” (2022)”

  1. El álbum es una obra maestra, la canción” Vou correndo te encontrar” en concreto es una increíble versión de la canción “racecar” del grupo de metal progresivo Periphery, recomiendo escucharla con una mente abierta!

  2. Realmente excelente, climatico como pocos, ademas eso de incluir no solo recreaciones de Rush, sino tambien de Yes, imperdible

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