A la creciente e imparable nómina de grandes talentos femeninos latinos emergentes hay que sumar con urgencia el nombre de esta argentina de Resistencia (Chaco), Malena Zavala. Ya dio muestras de lo que atesoraba en esa cabecita privilegiada hace un par de años, con Aliso. Ahora, La yarará es un festín anglolatino y bilingüe en el que los ritmos ancestrales se encariñan sin pudor de la producción electrónica y contemporánea. Como Javiera Mena, Mon Laferte, Empress Of, Li Saumet (Bomba Estéreo) y tantas otras.

 

En el Reino Unido han caído rendidos ante los hechizos de En la noche, una cumbia directa como un cañonazo y enturbiada con alguna guitarra que parece haber pasado la noche coqueteando con el ácido lisérgico. Pero aún más rotundamente bailable es el tema titular, La yarará, mientras que el desparpajo bilingüe se hace manifiesto con la elocuente y dolorida Identity, donde nuestra protagonista abarca instrumentación acústica tradicional, teclados ambientales, trompetas, coros etéreos y frases intercaladas en castellano. Como dirían los ingleses, el cielo es el límite.

 

Zavala es fortaleza pura, el carácter de una mujer que no ha conocido al miedo o, al menos, se niega a sucumbir a él. Más allá de la formación acumulada, La yarará es un estallido de creatividad profundamente intuitiva. Malena atesora mucha música folclórica en la cabeza, pero vive en Inglaterra, pertenece a la nómina de los millenials y puede incluir entre sus ídolos a Lana del Rey, que parece latir en el sustrato de Memories gone. Todo esto se llama desparpajo. Puede que en alguna ocasión se haya sentido desarraigada, pero aquí Zavala ha encontrado unos dominios propios, un microcosmos que le pertenece.

 

 

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