Han transcurrido ya –aunque cueste creerlo– 12 años desde que Berrogüetto grabó el que acabaría siendo su quinto y último trabajo en estudio (Kosmogonías, 2010) y ocho desde que aquel septeto prodigioso emprendiera su pequeña gira de despedida. Su hueco, en cuanto a sagacidad, indagación y excelencia, ha permanecido desde entonces vacante en el panorama de las músicas gallegas de raíz. Lo más parecido a aquella emoción que propiciaban los sonidos tradicionales sometidos a un vigoroso proceso de puesta al día, desde la creación propia y las enseñanzas que proporciona el lenguaje contemporáneo, lo encontramos ahora con Son d’Abaixo.

 

No hablamos de unos recién llegados, porque al sexteto compostelano le contemplan dos trabajos previos (uno en directo y otro en estudio) y una década holgada de actividad, pero Somos a pedra supone un salto muy obvio en cuanto a alcance e intenciones. Y nos permite, de paso, avivar el recuerdo de la mejor banda que conocieron las tierras de Breogán.

 

El relativo paralelismo no es nada aventurado, si tenemos en cuenta que dos de los siete berros originales, el acordeonista Santi Cribeiro y el violinista Quim Farinha, destapan ahora las esencias para esta nueva causa terruñera y amiga de las jerarquías horizontales. Emociona reencontrarnos con esas fuerzas entrelazadas e indistinguibles que son las piezas tradicionales, los arreglos modernos y las músicas de nueva composición. Y el oído no engaña: la filigrana de A croa, con sus cambios de ritmo y esas estructuras que solo llegan a imaginan los autores familiarizados con los laberintos del rock sinfónico, había de provenir del siempre ingenioso Cribeiro.

 

Historias de leyenda, mujeres valerosas, evocaciones del entorno natural. El pálpito coaligado de guitarras, buzukis y percusiones tradicionales. Y las voces preponderantes de violín, acordeón, gaita y, muy en particular, ese saxo incisivo y a ratos casi jazzístico de Roberto Rama. He aquí los ingredientes primordiales que sobresalen en la marmita y configuran un menú agilísimo, absorbente, lleno de aromas y matices; de melodías que crecen y se entrelazan (Carvalheirinha escura, Ghotas de tabasco en herbom) como enredaderas.

 

En cambio, las aportaciones vocales del sexteto son, como con los primeros Berrogüetto, mucho más humildes, pero las carencias se suplen con dos aliados de postín, la portuguesa María João (Desde o alto) y el vallisoletano Eliseo Parra en Passei pola tua porta. Todos contribuyen a la causa desde el amor por los orígenes, la exquisitez, el anhelo de transmitir y actualizar, el ánimo de transitar por la modernidad del siglo XXI sin asumir necesariamente el trágala de la música electrónica. De todo ello tratan estos seis caballeros, orgullosos como están de identificarse con la piedra. Con lo que está y, desde la humildad, permanece.

 

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