Sobre Steve Hackett tendemos a recordar siempre su condición de guitarrista de Genesis hasta “Wind and wuthering” (1977), pero lo cierto es que su nombre y apellido constan a estas alturas en un total de ¡26! álbumes, muchos más de aquellos mitos del rock progresivo para los que dejó su muy perceptible impronta. Y lo curioso es que, si entonces se le veía como un integrante subsidiario de la banda, que renunció a buscarle sustituto y en su siguiente álbum (‘And then there were three”, 1978) ironizaba sobre su condición sobrevenida de trío, hoy Hackett se ha erigido en una de las voces más cualificadas del sinfonismo, un histórico valor seguro. Con Phil Collins, Mike Rutherford y Tony Banks desaparecidos en combate, Steve no solo sigue en primera fila sino que este relámpago guitarrero es, ¡sorpresa!, uno de los trabajos más excitantes y competentes que ha registrado en toda su amplísima andadura. En especial, su sensacional primer tercio: “Fallen walls and pedestals” conecta con los Led Zeppelin de “Kashmir”, “Beasts in our time” no empalidecería ante los mejores King Crimson y “Under the eye of the sun” es puro Hackett clásico: metrónomo desbocado, guitarra indomable, épica sublimada. Pero las sorpresas no acaban ahí, porque nuestro experimentado caballero abraza la orquestación panorámica en “Those golden wings” e incluso acierta con una pieza inequívocamente pegadiza y radiable en “Hungry years”, mejor que cualquier página de Mike & The Mechanics. Hackett anda por los 69 años y muchos le tendrían por una vieja gloria, un valor amortizadísimo, pero esta de ahora es una renovadora lección de inquietud y amor propio por parte de un inconformista. Por cierto, la edición en vinilo doble (tres caras de música, una serigrafiada), sencillamente ejemplar.

 

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