Atrapado entre un debut tan vigoroso como Boy (1980) y la primera gran obra de calado internacional (War, 1983), October es a buen seguro el álbum menos difundido en toda la trayectoria de U2 y el que apenas reportó sencillos de éxito en el historial de la banda. Paradigma del “difícil segundo disco”, ese viejo tópico rockero según el cual un grupo dispone de toda la vida para conformar su primera colección de canciones y solo unos pocos meses para encontrarles sucesoras, a October siempre se le arrinconó como un trabajo irregular, precipitado y poco coherente. Revisarlo ahora, tantos años después, sirve tanto para refrendar esas impresiones como para matizarlas.

 

Las sesiones en los estudios Windmill Lane retrataron a un grupo presa de sus propias urgencias, pero también a cuatro jovencitos ambiciosos que no se conformaban con retornar a los caminos ya transitados e imprimieron sorprendentes dosis de épica y melancolía a ese punk-rock básico que les había visto nacer. Y a un letrista, Bono, que combatió la ansiedad de llegar a la grabación sin haber terminado los deberes con algunas decisiones audaces. En particular, la de incluir unos versos en latín, prestados de un disco de canto gregoriano, para el estribillo de la excelente Gloria.

 

Publicado adecuadamente el 12 de octubre de 1981, October constituye el reflejo de un periodo fascinante de puro convulso. Su abierta religiosidad, muy presente en piezas como Rejoice, proviene de la militancia de Bono, The Edge y Larry Mullen en Shalom, un grupo para la interpretación ultraortodoxa de los textos bíblicos. Alejados por momentos de Adam Clayton (que enarbolaba la bandera del agnosticismo junto con el mánager de la banda, Paul McGuinness), tanto el guitarrista como como el cantante barajaron la idea de abandonar el grupo por entender que el rock podría alejarles de una vida ejemplar.A los conflictos espirituales se les sumó un contratiempo muy mundano, la pérdida en Portland (Oregón), tras un concierto en marzo, de un maletín donde Bono supuestamente guardaba casi todas las letras del nuevo trabajo. Los colaboradores de U2 siempre recelaron de este episodio (el portafolios apareció en 2004, durante una mudanza), pero el cantante insistió en que este segundo álbum “se escribió ya en el estudio, bajo la presión de que cada hora costaba 50 libras”.

 

Para el anecdotario queda también ese concierto del 16 de agosto (Slane Castle, afueras de Dublín) en el que los U2, teloneros de Thin Lizzy, estrenaron piezas de October apenas ensayadas y recibieron un abucheo atronador. Pero el álbum incluye sorpresas como su efímero primer sencillo, Fire, grabado en Bahamas con un sorprendente refinamiento sonoro. Y, sobre todo, Tomorrow, con la gaita irlandesa de Vinnie Kildruff. Bono, que se la dedicó a su madre, siempre la ha mencionado entre sus canciones favoritas.

 

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